uskadi ha cerrado en julio un mes nefasto en cuanto al número de contagios de covid-19, que parece peligrosamente estabilizada. Al finalizar junio, la variante delta del SARS-CoV-2 era apenas una amenaza latente en nuestro país, con alrededor de 250 casos de contagios conocidos. A día de hoy, por contra, esta cepa sigue demostrando su altísima capacidad de contagio y hace días que es la dominante. Esta situación está teniendo un gran impacto en todos los sentidos. Si el 30 de junio había en las UCI vascas 32 personas ingresadas y otras 96 en planta por el coronavirus, con una incidencia acumulada por cien mil habitantes de 105,5 -lo que ya era preocupante entonces-, el viernes pasado había ya 63 pacientes críticos y la incidencia superaba los 850 casos. El número de contagiados diarios no baja de los mil. Todo ello, cuando Euskadi está cerca de alcanzar ya el millón y medio de personas vacunadas con la pauta completa, cerca del 70% de la población mayor de 12 años. La variante delta está dando muchas sorpresas y quebraderos de cabeza a los expertos, y no se descarta que siga haciéndolo. Su transmisibilidad ha desbordado todas las previsiones y su comportamiento y sus posibles resistencias para con la eficacia de las vacunas es aún un enigma, pese a que no hay dudas de que la inmunización previene de los desarrollos más graves de la enfermedad. De ahí el último llamamiento realizado por Osakidetza a las mujeres embarazadas para que se vacunen, después de que saltasen las alarmas ante el aumento de contagios en este colectivo y que haya tres gestantes ingresadas, dos de ellas en la UCI. Pero la variante delta no explica por sí sola la alarmante situación de la pandemia. En la última Conferencia de Presidentes celebrada el viernes, lamentablemente no hubo decisión alguna respecto a cuestiones claves para frenar al virus en esta nueva etapa, como la adecuación de medidas y restricciones, relajadas o eliminadas de manera excesivamente prematura -como el uso obligatorio de la mascarilla-, los mensajes contradictorios y hasta eufóricos respecto a la batalla contra el virus o la necesidad de que Euskadi cuente con cobertura jurídica para utilizar todas las herramientas disponibles en la lucha contra el covid-19. Los 3,4 millones más de vacunas anunciados por Sánchez son, por supuesto, necesarios pero no suficientes para doblegar la pandemia.