edro Sánchez ha vuelto a rozar el larguero en su relación con Euskadi y ha recibido el mensaje del modelo de relación vigente entre los gobiernos del Estado y Euskadi. El afán del presidente por contar con el lehendakari en la Conferencia de Presidentes que se celebra mañana no es nuevo. La desatención sobre las prioridades reales de Euskadi, tampoco. Como hace un año, el lehendakari ha tenido que condicionar su asistencia al encuentro en el que tanto interés pone el presidente español -pese a que el mecanismo carece de sustento legal y operativo real- y también, como hace un año, su firmeza ha servido para volver a desbloquear la actividad de un organismo central en la relación bilateral y la operatividad real para Euskadi: la Comisión Mixta del Concierto. Una convocatoria que no podía ser tan complicada cuando ha podido hacerse en solo 24 horas pese a que la cita de hoy, esta sí, contará con agenda ejecutiva y materializará acuerdos prácticos en materia fiscal que engrasa el funcionamiento institucional. Pero, una vez más, el gobierno de Sánchez había antecedido el agravio a la solución al tener convocado para ayer el Consejo de Política Fiscal y Financiera, órgano que rige las relaciones en ese ámbito entre el Gobierno del Estado y las comunidades de régimen común. Una diferencia sustancial entre ambos órganos -Comisión Mixta y Consejo- es la bilateralidad que preside la relación en la Comisión del Concierto, que no existe en el régimen común. En consecuencia, las decisiones del Consejo no están soportadas para su aplicación en Euskadi y no son menores en la sostenibilidad financiera de los presupuestos de las comunidades: límites de déficit y porcentaje de deuda en el ejercicio 2022. Con la presentación, esta semana, del techo de gasto del Estado y la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, la convocatoria de la Comisión Mixta del Concierto era una cuestión de orden previa a la conferencia de presdentes. Con su celebración hoy, restablecido el procedimiento bilateral de relación, se despeja, de nuevo in extremis, la participación de Euskadi en la conferencia de mañana. Pero, aunque Sánchez haya captado el mensaje, no cabe repetir en adelante su carácter olvidadizo. La confianza que demanda requiere cumplir los compromisos adquiridos y no aparcarlos para retomarlos a trompicones en función de sus necesidades.