a disparidad de situaciones y criterios entre distintos territorios y administraciones y la posición adoptada en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) de que sean las comunidades autónomas quienes decidan ahora respecto los límites de las medidas restrictivas frente a la pandemia durante los días de navidad no altera la premisa del criterio científico respecto a las variaciones de la transmisión del coronavirus que llevó a Euskadi a restricciones comparativamente más duras hace ya un mes. Y parece evidente que tras ese principal criterio científico deben también ponderarse las variables socioeconómicas que pueden permitir a la sociedad vasca mantener una particular resiliencia frente a la pandemia con vistas a la superación de la misma en los próximos meses, ya bien entrado el 2021. No se puede minusvalorar la afección negativa de la covid-19 en más de la mitad de las economías familiares de Euskadi y en las condiciones laborales de casi la mitad de los trabajadores vascos, tal y como refleja la último edición del Deustobarómetro. Pero, en cualquier caso, tanto la interpretación científica de los datos de transmisión como el análisis de las necesidades sociales y económicas están en origen condicionados -en cuanto a que son consecuencias de la pandemia y se ven afectados por las medidas a implementar y/o mantener- por la constatación del comportamiento de la ciudadanía y el cumplimiento general de las ya adoptadas, incluyendo el reproche de quienes hacen gala de una supina ignorancia del significado de la responsabilidad, pero también una percepción no demasiado ajustada de la relajación en las actitudes propias. Si Euskadi ha logrado que el porcentaje de positivos en los miles de pruebas diarias no alcance el 4% los dos últimos días y no haga falta aumentar por ahora las restricciones es porque las ya impuestas son suficientes además de necesarias, pero también porque la ciudadanía va interiorizando paulatinamente que lo permitido no es deuda ni obligación, que de momento la mejor vacuna es mantener límites personales incluso en la actividad que no impiden las restricciones dictadas. O, como ha resumido a la perfección Hans Kluge, director de la OMS para Europa, que “hay una diferencia entre lo que las autoridades te permiten y lo que debes hacer”.