l anuncio por parte del portavoz del Grupo Vasco de EAJ/PNV en el Congreso, Aitor Esteban, de un primer acuerdo en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado para la inclusión en los mismos de cuatro enmiendas sin tener que comprometer definitivamente su apoyo a las cuentas del Gobierno PSOE-Podemos, aunque este se halle ahora encaminado, evidencia no solo la capacidad de maniobra y convicción jeltzale sino también la realidad de su consideración como formación constructiva y dispuesta a aportar en la gobernabilidad del Estado siempre en beneficio del desarrollo de Euskadi. Pero, además, este primer acuerdo dibuja, por contraste, la frontera entre lo inconcreto y lo útil en la actividad política y parlamentaria. O si se prefiere, los límites de lo etéreo frente a lo prosaíco, de lo sonante y lo contante. Mientras el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, anunciaba hace ya días su apoyo a las cuentas del Gobierno Sánchez sin constatar públicamente contrapartida alguna pero provocando un ensordecedor ruido mediático y político en Madrid; Aitor Esteban ha puesto sobre la mesa logros materiales que eran condición previa para que los jeltzales siguieran negociando. La eliminación del impuesto al diesel, que supone salvaguardar miles de empleos de la automoción en Euskadi; la aportación de 50 millones de euros a la máquina-herramienta, otro sector de enorme relevancia en la industria vasca y donde esta deber dar buena medida de su transformación; los 6 millones de euros para el soterramiento del paso a nivel de Zorrotza, largamente demandado, largamente negociado también; y la aprobación de una nueva figura contractual para la formación dual universitaria, con previsible incidencia en la incorporación de los jóvenes universitarios al mercado de trabajo; suponen, a la espera de que culmine el resto de la negociación, un nuevo ejemplo de pragmatismo político y responsabilidad en beneficio de las necesidades de la sociedad vasca, de ese pactar para algo que siempre ha tenido a gala la representación nacionalista en las Cortes madrileñas desde aquella su primera presencia a principios del pasado siglo. Incluso a pesar de que durante décadas haya tenido que soportar críticas también sonoras desde el mismo sector que ha anunciado ahora un apoyo al parecer incondicionado a los presupuestos estatales.