uskadi arranca hoy la denominada fase 3 de la desescalada, un paso más, fundamental, en la transición hacia la recuperación de una normalidad que, en cualquier caso, no será exactamente la misma que perdimos a consecuencia del gran impacto que supuso la pandemia de covid-19. Esta fase 3 tiene trascendencia por un doble motivo. En primer lugar, porque supone para la ciudadanía vasca la recuperación de una mayor movilidad -que de momento, será libre entre los tres territorios de la CAV- así como la posibilidad de realizar más actividades, la relajación de medidas restrictivas como aforos y la reapertura de más bienes y servicios. Los datos sobre el impacto del coronavirus en Euskadi -nuevos contagios, ingresos hospitalarios y en UCI, altas y recuperados y fallecimientos- y sobre la gestión de los medios sanitarios, medidas de prevención, realización de pruebas diagnósticas y capacidad de reacción ante un hipotético rebrote permiten abrir más espacios de libertad, siempre bajo las premisas de la obligada prudencia y responsabilidad individual. En segundo lugar, y merced, también, a la insistencia del lehendakari en todas y cada una de sus reuniones con Pedro Sánchez y a la capacidad de interlocución y negociación del Gobierno y del Grupo vasco en Madrid, Euskadi recupera con el arranque de la fase 3 y con Iñigo Urkullu como autoridad única, su plena capacidad de decisión y gestión de la desescalada, incluidas las medidas a adoptar y la propia finalización del estado de alarma en la CAV y que, tal y como se informó ayer y siempre que las condiciones sanitarias así lo permitan, será el próximo lunes, 15 de junio. Ello permite poner fin a una situación de excepcionalidad que nunca debió darse en los términos en los que ha tenido lugar bajo el “mando único” de Sánchez y que ha supuesto, de manera temporal, una merma en las competencias y, por tanto, en el autogobierno de Euskadi al desdeñarse un modelo de cogobernanza más acorde con la realidad del Estado autonómico. A partir de hoy, Euskadi debe abordar ya la regulación del escenario posterior, la nueva normalidad, con la vista puesta en las medidas y garantías sanitarias para toda la ciudadanía pero también en que el decreto del Gobierno español no vuelva a invadir competencias y respete el autogobierno vasco.