onfieso que estoy sumido en un estado de confusión. Alienado seguramente por las películas de 007 -y su maravilloso antagonista de la vieja serie Superagente 86-, pensaba que la profesión de espía era, además de algo serio y sofisticado, un oficio con futuro asegurado. Las universidades deberían tener un grado en espionaje. Claro que tendrían difícil ponerle un nombre discreto, porque lo de Facultad de Inteligencia iba a sonar entre obvio, redundante y pretencioso. Pero como en otros oficios -ay-, resulta que ya cualquiera es un espía y no solo los titulados. Entre hackers, policías patrióticas, comisarios corruptos y chantajistas y hasta directivos del fútbol, tenemos las cloacas a rebosar. No se preocupen si sienten que no son nadie porque (aún) no han salido grabaciones suyas. Todo se andará. Porque en realidad nos espiamos a nosotros mismos. Lo malo es que son otros los que gestionan los datos: los captan, los analizan y los venden al mejor postor sin que a nosotros nos rente.

La asociación Irish Council for Civil Liberties (ICCL), irlandesa como su nombre indica, ha realizado una minuciosa investigación que concluye que esa gigante compañía multinacional de tecnología que tiene, entre otras cosas, el más potente y más utilizado motor de búsqueda on line, realiza de media 426 intrusiones al día en los dispositivos de los ciudadanos del Estado español con el fin de obtener información sobre su localización y su actividad en internet. ¡426 veces al día! Son muchas, más que las 376 que ejecuta entre ciudadanos de la UE aunque menos que las 747 de EE.UU. Los datos, al parecer, se los vende a las grandes empresas publicitarias. Eso, que se sepa. Porque, cuidado, algunas de esas compañías son de China o de Rusia.

007 tenía licencia para todo y el superagente 86 era un visionario que con su zapatófono inventó el teléfono móvil (eso sí, a prueba de hackers), pero lo de ahora, entre los desalmados capaces de grabarnos para chantajearnos y quienes venden nuestra alma al diablo, es un sinvivir.

Me arriesgo con esta columna a que en vez de 426 veces al día entren mil veces en mi perfil. Aunque por si acaso no he escrito el nombre de esa compañía de ese buscador (y demás) tan genial que ustedes saben... y tanto usan. l