algo al balcón en busca de ama. Sonriente me felicita mi cumpleaños y pregunta por mi salud, le digo que envejecida, y cuando le estoy contando cosas de por aquí, me para al comentarle que la gente de Bildu juega a estar sulfurada por una enmienda en una ley medioambiental. Es raro pero parece interesada.

Le explico que PNV y PSE han pactado una enmienda a esa ley, que modifica otra ley, para que, en casos muy especiales, el Consejo de Gobierno pueda aprobar proyectos estratégicos que conlleven mejoras ambientales y que se denominarán de Interés Público Especial. Ella pregunta por qué se enfadan ante una cosa habitual en muchos gobiernos, incluido el navarro, en el que ellos mandaron, y le contesto que dicen que ataca la autonomía municipal.

Pone cara seria y me dice que recuerda que en 2019, y solo para impedir un proyecto que quería impulsar un ayuntamiento, Bildu promovió de modo urgentísimo una ley que limitaba la superficie de grandes comercios. Se ve que está muy enterada porque me comenta que el preámbulo de esa ley dice que es "respetuosa con la autonomía municipal, sin embargo, la concurrencia de intereses supramunicipales impone el establecimiento de ciertas condiciones", y que en el debate, el portavoz de Bildu dijo que "solicito a los grupos que asuman los principios de esta ley en su integridad y que no busquen en los ayuntamientos resquicios para hacer lecturas amplificadoras". Que eso sí es amachamartillar a los ayuntamientos, me dice.

Alucino con lo que sabe y se sonríe. Yo, por fardar de que también algo sé, le cuento que en el debate que se hizo sobre esa ley, D. Otero, parlamentario de Bildu, dijo, ni más ni menos, que se vulneraban sus derechos constitucionales. Suspira susurrando que ahora resulta que van a ser constitucionalistas. Cuando le cuento que lo dijo dos veces, se pone seria y, mientras se santigua, exclama "JexúsMaríataJoxé".