oy, sin embargo, confío en mi fuerza. Estoy definitivamente sola y confío en mi fuerza. Debería escucharme con más respeto". Son palabras de la escritora argentina Alejandra Pizarnik y hablan de la autoestima, de cómo nos vemos, de cómo nos escuchamos, de si nos escuchamos realmente. Dice Pizarnik que deberíamos escucharnos con más respeto, y estoy de acuerdo, porque exceptuando a esas personas que están encantadas de conocerse y que se admiran tanto que solo se ven a sí mismas, creo que la mayoría de las personas tendemos a minusvalorar muchas de nuestras capacidades y tendemos a ver lo que nos falta, lo que no tenemos, más que lo que atesoramos.

Sin embargo, a veces ocurre que, aunque cada una y cada uno de nosotros no vea el valor o los valores que acumula, otras personas sí los ven y los aprecian y no siempre somos conscientes de ello. No siempre somos capaces de darnos cuenta de lo que aportamos a quien tenemos alrededor.

Y deberíamos hacerlo, porque incluso muchas veces sin darnos cuenta hacemos algo que parece imposible: dar lo que no tenemos. Y es que no podemos olvidar que una persona que no es feliz, por ejemplo, es capaz de aportar felicidad a otra persona; una persona que no es cuidada, puede, sin embargo, cuidar a quien tiene al lado; quien no se quiere, puede generar admiración a su alrededor a veces sin darse cuenta... Podemos dar incluso aquello que no tenemos.

Así que quizá, cuando hacemos el recuento de lo que tenemos y lo que nos falta, podemos hacer un esfuerzo por mirar no solo a nuestro interior, sino a nuestro reflejo en las demás personas. Quizá en el brillo de sus ojos podamos encontrar eso que creíamos que no teníamos, pero que también es nuestro. Escucharse a uno o a una misma con más respeto, como dice Pizarnik, también puede pasar por ver cuál es nuestra influencia y la de nuestros actos en las demás personas. Quizá guardemos en ellas aquello que creíamos que nos faltaba.