ace años vi la película Malditos bastardos de Tarantino, en la que soldados americanos asesinan a Hitler. Alguien comentó que, aunque le gustaba, la película tergiversaba la realidad. Pensé que, además de otras cosas, el arte puede, en sus diferentes manifestaciones, representar la realidad, interpretarla o inventarla. No tiene por qué verla solo tal como es, entre otras cosas porque la realidad es según cada cual.

Este rollo viene a cuento de que, aparte del frío que últimamente nos atenaza en Gasteiz, me ha dejado helado que la portavoz del PP en el Ayuntamiento, Doña Domaica, pida la retirada del teatro Principal de la obra de teatro Altsasu, porque según ella, el alcalde Urtaran pretende "adoctrinar en un escenario de todos los vitorianos".

Solo cuando la haya visto podrá la señora Domaica decir si le gusta o no, si es fiel a lo ocurrido, interpreta una realidad o se la inventa, pero nunca debe decir que no la puedan ver quienes tienen intención de hacerlo porque son libres de ello y porque los autores son libres de concebir. El arte puede ser muchas cosas pero sobre todo es libertad, de crear y de observar.

Seguro que la portavoz del PP y muchos de sus conmilitones han bailado en alguna fiestuqui una canción del enorme letrista ya fallecido Georgie Dann, que dice "las chicas en verano ni guisan ni cocinan, se ponen como locas si prueban mi sardina". No sé si adoctrinará a nadie, pero repugnante lo es y ningún miembro del PP ha pedido retirarla. La oye el que quiere, como a Altsasu va el que quiere, otra cosa es que guste.

Lo que no interpreta la realidad es contar como verdad lo que fue mentira, como la falsaria que proclamó por todos lados que le habían pegado cuatro magrebíes. No he visto protestar a Doña Domaica ante esa manipuladora obra de teatro y sí manifestarse a favor de la mentirosa. Calentando las entrañas voy superando el frío.