enía para analizar hoy con ustedes -o ustedes conmigo- el futuro que se abre ante el principio de acuerdo que parece que puede haber entre el Comité de Empresa de Tubacex y la dirección tras 231 días en huelga. O el cierre en Euskadi de los vacu-nó-dro-mos, una palabreja inventada a la que le he tenido que poner guiones toda la pandemia (descubro mi secreto) para no equivocarme en su lectura. Igual me pasa con epi-de-mi-ó-logo.

También tenía en mi agenda subrayar lo eterno que se me está haciendo esperar a ver si la oposición en el Parlamento Vasco y/o sindicatos entonan el mea culpa y piden perdón -qué menos- al exconsejero de Salud, Jon Darpón, y a la exdirectora general del Servicio Vasco de Salud, María Jesús Múgica, por la acusación de asociación ilícita y otras lindezas de las que fueron acusados mediáticamente y la jueza ahora ha dicho que de eso no hay ni rastro. Y así hoy podía haber escrito de parques eólicos, fin de las restricciones en Navarra, el drama que está viendo La Palma o el caos del combustible en Reino Unido, por citar.

Pero ha podido conmigo no dejar pasar el hecho de que un juez no vea indicios de delito en el que un tipejo grabara a mujeres orinando en la calle y subiera esas imágenes a la red para llenar de contenido webs pornográficas. Así, el individuo, cámara oculta mediante, se hizo con las imágenes en una romería, espacio público que parece ser, según el auto, ampara que se pueda llevar a cabo semejante tropelía sin consecuencia alguna. Como si la intimidad de las mujeres solo pueda estarnos garantizada entre cuatro paredes y un techo.

Nadie tiene derecho a invadir nuestra intimidad allá donde estemos. Pero una parte de la Justicia -lamento decirlo- sigue dando muestras de lo lejos que se encuentra de nosotras. En pensamiento, palabra, obra y omisión. Y hago mía la reflexión que le escuché a cuenta del caso a la periodista Angels Barceló, sobre la dificultad que tienen algunos jueces ya no solo con la perspectiva de género, sino con la empatía hacia las mujeres. Poco más que añadir, hasta la próxima.