egundo discurso sobre el estado de la Unión ante el Parlamento Europeo de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Optimismo europeísta reforzado por el ritmo de vacunación y de crecimiento económico de los 27. Un objetivo claro a medio y largo plazo: reforzar el alma de la UE. Un año después de su primera intervención ante los eurodiputados, esta vez en Estrasburgo y de manera presencial, la jefa del Ejecutivo comunitario realizó un balance positivo de la travesía europea por la crisis del covid-19. Señaló las líneas estratégicas para los próximos doce meses y no pocas novedades en cuanto a iniciativas legislativas para acometer los grandes retos de la Unión Europea. El resumen muy claro: Europa ha dado lo mejor de sí misma en la crisis, ha salido en vanguardia mundial de la pandemia y el principal desafío que tenemos que afrontar ahora es reforzar nuestros valores con la mirada prioritaria puesta en los jóvenes, el futuro de Europa.

"Hoy y en contra de todas las voces críticas, Europa ocupa una posición de liderazgo en el mundo", así de rotunda se mostró Von der Leyen avalada por más del 70 % de la población adulta de la UE totalmente vacunada. Y la realidad es que además hemos sido los únicos que hemos compartido la mitad de nuestra producción de vacunas con el resto del mundo. Hemos entregado más de 700 millones de dosis a la ciudadanía europea y una cantidad adicional de más de 700 millones al resto del mundo, a más de 130 países, algo que ninguna otra región del mundo ha conseguido. "Lo hemos hecho bien, lo hemos hecho a la europea. ¡Y ha funcionado!", concluía exultante la germana. Pero de nada serviría este esfuerzo realizado si no aprendemos de lo sucedido. La prioridad última es reforzar la UE frente a pandemias. Para ello se va a construir una Unión Europea de la Salud poniendo en marcha la autoridad HERA, capaz de dar respuestas contundentes y autosuficientes en futuras crisis sanitarias, construyendo así un ecosistema de capacidades públicas y privadas. Con este fin se propone una nueva misión de preparación sanitaria y de resiliencia para toda la UE, que deberá contar con el respaldo de la inversión del Equipo Europa de 50.000 millones de euros de aquí a 2027.

El segundo de los hitos alcanzados por la UE destacado por Von der Leyen, tiene que ver con la recuperación económica. La diferencia de la respuesta europea a la anterior crisis es abismal: la última vez el PIB de la zona del euro tardó 8 años en volver a los niveles anteriores a la misma. Esta vez la previsión es que 19 países se sitúen este año en niveles anteriores a la pandemia, y el resto irá siguiendo a continuación. Y un dato concluyente: el crecimiento en la zona del euro superó tanto al de los Estados Unidos como al de China en el último trimestre. Eso sin contar con la financiación pública de las ayudas que vendrán de la mano del Next Generation EU, 750.000 millones de euros en subvenciones y préstamos, que en palabras de la presidenta, "son una inversión ahora para la recuperación a corto plazo y en la prosperidad a largo plazo". Del sector digital depende nuestro éxito o fracaso y no existe digitalización sin chips. Y, en este preciso momento, líneas de producción enteras ya están funcionando a medio gas, a pesar de la creciente demanda, por la escasez de semiconductores. A pesar de que la demanda mundial se ha disparado, la cuota de Europa en toda la cadena de valor depende de los chips de vanguardia fabricados en Asia. De ahí que la Comisión vaya a presentar una nueva ley europea de chips.

El otro gran desafío es la lucha contra el cambio climático. En su discurso del año pasado, Von der Leyen anunció la meta: reducir las emisiones en al menos un 55 % de aquí a 2030. Desde entonces, se han transformado los objetivos climáticos en obligaciones legales. La UE la primera de las grandes economías que presenta un conjunto legislativo integral para conseguir el propósito de neutralidad de emisiones. Y la transición debe ser verde y justa. Por ese motivo, la Comisión ha propuesto un nuevo Fondo Social para el Clima que permita afrontar la pobreza energética que aqueja ya a 34 millones de europeos. Pero el elemento estrella de su discurso fue el referido a los jóvenes. "Si queremos crear nuestra Unión a su imagen, los jóvenes deben poder crear el futuro de Europa. Nuestra Unión debe tener un alma y una visión que les lleguen", señaló. La propuesta consiste en un Erasmus laboral: ofrecer a los jóvenes, un nuevo programa llamado ALMA que les brindará la posibilidad de tener una experiencia profesional temporal en otro Estado miembro. Además, se refirió a la necesidad de crear la Unión Europea de la Defensa, una nueva ley de igualdad de género europea y Pasarela mundial, el proyecto de acción exterior de la UE. La líder europea concluyó con el sueño de construir una "Unión con alma", consciente como dijo, que "por imperfecta que sea, nuestra Unión es a la vez hermosamente singular y singularmente hermosa".