omos mejores personas cuando bebemos alcohol, más amables, más sinceras? Esta pregunta es el eje de la película danesa Otra ronda, oscarizada este año. En ella cuatro amigos cuarentones deciden experimentar la tesis atribuida al psiquiatra noruego Finn Skårderud, según la cual los humanos nacemos con un déficit del 0'05% de alcohol en la sangre, y beber un poco de alcohol nos ayuda a compensar esa carencia -como quien toma suplementos por un déficit de vitamina D- y nos ajusta el ánimo y la creatividad.

Así, el protagonista, profesor de historia, ya como bebedor cotidiano, plantea un día a sus alumnos un conocido juego: deben elegir al mejor aspirante a unas elecciones. "El primer candidato es hipertenso, sufre parálisis parcial, engaña a su mujer y bebe demasiados Martinis. El candidato número dos tiene sobrepeso, ha padecido dos infartos, fuma puros sin parar y se atiborra de oporto y whisky. El tercer candidato es un héroe de guerra, ama los animales, no fuma y raramente toma una cerveza". Sin sorpresa, todos los alumnos votan por el tercer candidato. El profesor les da entonces los nombres de los tres aspirantes: "Acabáis de descartar a Roosevelt (1) y a Churchill (2), para elegir a Hitler (3)".

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Sin embargo, la película, sin moralina, no ignora los riesgos del consumo. A medida que avanza el metraje, los personajes van cruzando esa línea que convierte el alcohol en alcoholismo. 1.500 investigaciones analizadas por el Instituto de Salud Carlos III desmienten un uso moderado o responsable sin riesgos. Siete de cada diez jóvenes los banalizan. La asociación Alcohólicos Anónimos cumple 86 años, siempre ahí, generosa. En Araba el teléfono es 945 250417. Gracias Alcohólicos Anónimos, por ayudarnos cuando la última ronda tenga que ser la última.