l vaivén de tropas rusas en su frontera con Ucrania parece un fallido farol político de Putin. Pero si se tiene en cuenta que Moscú llevó y quitó soldados de la frontera dejando en cambio allá la infraestructura armamentística de un gran ejército, lo del farol se desvanece enseguida.

Los objetivos de Putin con respecto a Ucrania son claros desde que llegó al poder : la quiere reintegrar -juntamente con Bielorrusia y la propia Federación Rusa- en una gran plataforma desde la que emprender el resurgimiento de Rusia como gran protagonista de la política del siglo XXI.

Y los caminos de Putin para lograr estos objetivos también son claros: tensar la cuerda con Occidente (EEUU y OTAN, por este orden) hasta que esta se rompa en un momento y lugar favorables a las ambiciones y, sobre todo, posibilidades militares rusas.

En este juego de tira y afloja, un beneficioso efecto secundario podría ser el derrumbamiento de los partidos políticos ucranianos que buscan -con más ahínco que éxito- la integración de Ucrania en el mundo económico, militar y democrático occidental.

Con la actual constelación política mundial, el proyecto de la gran Rusia es ante todo una apuesta de futuro. Washington no baja la guardia frente a las ambiciones moscovitas y las finanzas rusas tampoco están capacitadas para empresas de costos astronómicos y exigencias organizativas descomunales. Pero el eventual colapso de los movimientos europeístas ucranianos es algo muy posible, el Kremlin cree que incluso probable... Si se le ayuda un poco. Y esto ya sería un primer paso hacia la triple unión buscada por Putin

De ahí que este practique en las relaciones ruso-ucranianas el viejísimo juego del látigo y la zanahoria. Bueno, hoy por hoy, este juego lo desarrolla el Kremlin más con gestos que con pagos y fustigamientos militares reales. Las arcas rusas no están actualmente para apuestas caras y arriesgadas. Pero en un mundo -el de la Europa Oriental- acuciado por economías enclenques y poblaciones alborotadas, hasta un juego de sombras chinas puede dar resultado.

Y el despliegue fronterizo de grandes arsenales de armas pesadas y logísticas militares es bastante más que un juego de sombras chinas...