ay mujeres que salen a andar y parece que les persiguen los años. Van tan rápido que parece que estuvieran intentando escapar de cumplirlos. Muchas veces van acompañadas por una amiga, hablando, sí, pero sin mirarse a la cara, sin despistarse, que hemos venido a andar, todo muy profesional. Y parece realmente que los años no consiguen alcanzarlas, porque, aunque ya llevan unos cuantos encima (hace ya décadas que se acostumbraron a que les llamen "señora"), se las ve tan convencidas de lo que están haciendo, tan dignas, con sus mallas, sus zapatillas y su chaqueta de andar, que da gusto verlas.

Es siempre una incógnita saber si vamos a llegar a su edad y si es así, cómo vamos a llegar, pero no hago más que ver mujeres de sesenta para arriba que son todo un modelo de vida activa, de ilusión, de curiosidad€ No hay más que ir a una charla para comprobar que la mayoría de las asistentes son mujeres, muchas de ellas mayores. Y no creo que sea casualidad, porque muchas en su juventud no tuvieron la oportunidad de estudiar, o de estudiar lo que querían; de tener tiempo para el ocio, para ir a in museo, una conferencia, para leer, para hacer deporte; muchas solo han podido tener vida pública junto a sus maridos€ Y ahora, han llegado a una edad en la que, en lugar de pensar que es ya demasiado tarde, en lugar de decirse, chica, a dónde vamos ya con esta edad, han decidido exprimir la vida y van a la piscina, a andar, al teatro, al cine, se apuntan a un taller de lectura€ Da gusto verlas. Son un ejemplo de personas que no se rinden ni ante las arrugas, ni ante la soledad, ni ante el dolor de articulaciones, ni ante el qué dirán. Las admiro. He escrito que salen a andar y parece que les persiguen los años. Quizá debería haber escrito que no son los años los que las persiguen, que son ellas las que persiguen a los años, porque han decidido conscientemente qué hacer con los que les quedan de vida.