enía momentos de adolescente, fundamentalmente cuando hacía mal tiempo, en que me aburría soberanamente y me entretenía haciendo solitarios, pero claro, entonces era poderoso, el pasatiempo me llevaba solo unos segundos, y como me volvía a aburrir como una ostra, enredaba e incordiaba a todos los que a mí alrededor estaban, se cabreaban conmigo, me mandaban al cuarto, hacía otro solitario y todo se tranquilizaba, y así hasta que salía el sol y me iba a la calle.

Ahora que por realismo he dejado los solitarios, cuando me aburro busco textos soporíferos por ver si me desmayo, y así, el otro día, desganado, topé con el anteproyecto de ley de cambio climático y transición energética del español parlamento y me lo leí entero, incluidas las enmiendas.

A pesar del sopor de leer un texto de difícil digestión, al finalizarlo me di cuenta que había aprendido cosas. Mi sorpresa llegó al leer las 700 enmiendas presentadas, observando que Teruel Existe, partido de un solo parlamentario, había presentado 35 enmiendas con originales ideas sobre mantener el paisaje rural, pintar una paleta de los aerogeneradores para que no mueran aves y otro sinfín de aspectos novedosos. Mientras, mis amigos de EH-Bildu, con 5 parlamentarios, pudiendo enmendar ingentes aspectos sobre energías limpias, paisajes o la defensa de las competencias vascas, solo habían presentado 5, todas dedicadas a un solo tema, la prohibición de jamás investigar la posibilidad de gas en Gasteiz que pretende el gobierno vasco en su intención de evitar las masivas y caras importaciones de gas desde Argelia.

Si el objetivo de EH-Bildu aquí, en Madrid o en la ONU no es mejorar el mundo ni elaborar mejores leyes ni arreglar la vida de las gentes, sino enfrentarse obsesivamente al gobierno vasco y al PNV, me pregunto si no es mejor que dejen de andar incordiando y se hagan unos solitarios.