os hechos en apariencia independientes pero interconectados están revolucionando las redes sociales y nuestros teléfonos móviles estos días.

El primero es la petición que nos ha hecho Whatsapp para que le permitamos vender nuestros datos personales a empresas anunciantes, y que estas puedan mandarnos wasaps con ofertas de sus productos. El segundo hecho es la decisión de Twitter, Facebook y otras diez plataformas digitales, de cancelar las cuentas del todavía presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a través de las cuales él se ha comunicado todos estos años. ¡Qué casualidad que se las cancelen ahora, que le quedan cuatro días en la Casablanca! Ironías aparte, ambas cuestiones nos interpelan: ¿quién manda en el mundo? ¿Quién debería decidir que se censure la comunicación a Trump por incitar ilegalmente a la violencia: un tribunal o un conglomerado de empresas? Que hoy Twitter mande más que el presidente de una potencia mundial debería alertarnos sobre el poder de estas empresas GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft). Pareciera como si gobernasen sin ser gobiernos (sin ningún contrapoder legislativo o judicial que les contrarreste), tomando decisiones, como la de Whatsapp, que afectan a un país con más de 2.000 millones de habitantes (número de usuarios de la aplicación). La cuestión es: ¿cómo hacerles frente? Sin enredarnos en el eterno debate de cuánto nos controlan las empresas tecnológicas, tal vez ahora toca indagar en opciones alternativas a las rutinas cotidianas que nos quieren imponer. Acabamos de saber, p.ej., que aplicaciones diferentes al wasap (como Telegram, o Signal -Señal en inglés-) están siendo descargadas masivamente en teléfonos móviles de millones de personas en muchos países, que se están negando a pasar por el aro de Whatsapp. Puede ser una señal (o signal) a no ignorar.