i de algo acabamos hartos en el 2020, fue del coronavirus. No se me ocurre mejor propósito para el 2021 que dejar de hablar del bicho, que ha copado el cuasi 100% de nuestras conversaciones en los últimos 10 meses. De este monotema da cuenta la Fundación Fundéu, promovida por la Agencia Efe y la RAE. Este martes hizo pública su lista de palabras más usadas en el año 2020. De las 93.000-100.000 palabras q existen en castellano, nos hemos tirado 10 meses manejando sobre todo: confinamiento, coronavirus, covid19, vacuna y otras tantas del pelo. Escribir una columna negándome a usar ninguna de ellas no me resulta fácil. Lo intentaré. Veamos. Para este nuevo año entrante deseo que por fin desaparezca el . Lo digo de otro modo: deseo que se frene la expansión del . Su propagación se evitará con el uso obligatorio de las . Es decir, las se mantendrán en el trabajo y en los colegios, hasta que la inmunidad masiva llegue con las . Desisto. Me temo q todavía nos queda el tema de para rato. Sin embargo, lejos de reconocerlo con pesimismo derrotista, tal vez toca admitir que seguiremos hablando del virus, pero cambiando el relato. La clave estará en encontrar el equilibrio discursivo. Ni todo puede ser positivo, naíf, con el candor hippy de un manual de autoayuda. Ni toca renegar de los grandes logros científicos, ciudadanos y políticos para combatir lo que acabamos de vivir. Por el momento, nos alegramos de haber podido decirle al dos mil veinte a la . No se puede hacer borrón y cuenta nueva, como si nada hubiera pasado. Lo que sí se puede hacer es un cuento nuevo, esperanzador, sin ñoñerías pero optimista, en el que cada cual ponga su borrón allá donde considere.