ale que te pego, cada cadena de tele generalista anda profundizando sus parrillas de programación en una determinada dirección que las define y caracteriza; los de Mediaset en rollo amarillento y A3 en espectáculo derrochón de color, luz y artificio en platós gigantescos que deben de costar un potosí. Cada uno a lo suyo y las audiencias aturdidas por los enfrentamientos en el seno de la familia Pantoja, y los de la cadena librera absorbidos por los artificios del mayor espectáculo del mundo, la tele de nuestros días. Y así de triunfo en triunfo hasta la derrota final, triste sino del electrodoméstico más usado en este tiempo de pandemias y desolación. La última aventura televisual ha sido la aparición de Mask Singer, un alambicado concurso para descubrir al famoso, famosillo, famosete que se esconde tras un aparatoso disfraz, auténtica joya digna del carnaval isleño transportado a un plató. En la mecánica de este espacio juega un papel determinante un jurado compuesto por José Mota, Malú y los Javis, Ambrossi y Calvo que muestran escaso ingenio y dudoso olfato para descubrir al tapado de turno en un producto millonario de audiencia y acierto por la atracción del formato; lástima del poco acierto en la selección de los miembros de este sanedrín que se pisa, se obnubila y se torpedea en el difícil ejercicio de descubrir quien anima cada máscara, disfrazada de oropeles y lentejuelas varias que son gozo para la contemplación del telespectador gracias al derroche de fantasía e imaginación de cada figura. Las cadenas van anunciando los nombres de los profesionales que darán las campanas, sin público, en la noche del cambio de año. La ingeniosa pareja de las Anas, Igartiburu y Obregón, cantarán los momentos del año nuevo en La1, mientras que Chicote y Pedroche lo harán en La Sexta, ella con traje vestido/desnudo como reina de las trasparencias. Los realizadores de esta retransmisión tendrán que agudizar su ingenio para hacer la narración atractiva y vistosa al faltar el personal en la madrileña plaza del sol. Tiempos difíciles para la lírica y aún lo que rondaré morena.