oy es el Día Internacional de los Supervivientes a la Muerte por Suicidio. Esta expresión "supervivientes" se emplea para nombrar a los familiares y personas allegadas de quienes consiguieron quitarse voluntariamente la vida.

En torno a su dolor sabemos muy poco. Cuando se suicida tu pareja, tu hijo, el miedo al estigma hace que incluso se silencie el motivo de la muerte. Lo silencia la propia persona superviviente, que además gestiona en soledad un sentimiento de culpa: "¿Cómo es posible que no me diera cuenta? ¿Por qué no me pidió ayuda? ¿Qué hice mal". Tampoco contribuye el silencio de su entorno: cuando alguien se suicida no queremos ni nombrarlo, a diferencia de las alabanzas de valentía y coraje que expresamos cuando alguien muere de cáncer u otra enfermedad larga.

De hecho, durante un tiempo se creyó que divulgar información sobre los suicidios podía generar el efecto contagio. Ahora ya sabemos que no hablar del suicidio no evita el suicidio. En la actualidad, en Euskadi se suicida una persona cada dos días. Hay más muertes por suicidio que por accidentes de tráfico. La prevención es esencial, porque según la OMS, por cada muerte se realizan 20 intentos; y la decisión se toma en muchos casos en la hora previa al suicidio.

Por ello, asociaciones como Aidatu, Biziraun€ realizan un trabajo muy importante presionando a las instituciones competentes para que se refuercen los programas de prevención. Estas asociaciones también acompañan a supervivientes, les proporcionan espacios seguros en los que hablar de su dolor, les ayudan a desculpabilizarse.

En este día internacional, nos invitan a nombrar en voz alta a quienes se han quitado voluntariamente la vida, para dignificar su vida, y también su muerte. Yo por mi parte abrazaré a esa superviviente con quien comparto oficina cada día, porque su abuelo fue un valiente.