ndan periodistas y políticos con la burra a brincos a cuenta de las mentiras que emponzoñan los medios, en singular manera los usuarios de internet, que han convertido un mecanismo de comunicación mundial para una mejor conocimiento de los hechos y sus circunstancias, en patio de Monipodio mediático, donde se miente, insulta, falsea la realidad de las cosas y haciendo de los personajes muñecos de un pim pam pum destrozando famas, honras y honores cada día que pasa.

Vivimos una paradójica circunstancia, en un momento en el que pluralidad de medios, creciente tecnología comunicativa y democracia expansiva marcan el devenir de la aldea global; en la sociedad actual con supuestos máximos grados de libertad y concurrencia de medios las capacidades informativas se aminoran y las empresas dejan de guiarse por criterios de verdad, planteamiento elemental que desgraciadamente no se cumple en la mayoría de los medios que están infectados por plagas mediáticas que cabalgan a velocidad creciente y expansiva.

La sociedad contemporánea ha desarrollado un modelo de medios tradicionales y plataformas digitales que hacen circular la información y la opinión a velocidad de vértigo, zarandeando al personal sin tiempo para digerir la acumulada información, muchas veces disonante, y así dificultan la equilibrada conformación de la opinión pública entre los usuarios tocados por fake news, manipulaciones y otras lindezas periodísticas, llevando a los ciudadanos a una postura de descrédito y alejamiento de los medios de comunicación. No todo vale en el negocio de los medios, y menos la falsedad, engaño y atropello de la verdad.