En 2020, el mundo pareció que se paraba por la crisis sanitaria. Nuestras relaciones sociales o familiares cambiaron de una manera drástica y tuvimos que ir adaptándonos. Sin embargo, hay algo que no cambió, la discriminación, la violencia de género, las desigualdades en general. Siguieron ahí, como una lacra silenciosa pero opresora. Muchas de las víctimas de violencia tuvieron que convivir con sus maltratadores y las llamadas a los servicios de emergencia se vieron incrementadas en más del 41%. Durante este tiempo, la labor de asociaciones u organismos gubernamentales o locales, competentes en materia de igualdad o derechos sociales, siguió su curso. Callaremos todas las voces que dicen que todo esto de la igualdad o desigualdad o la violencia de género es poco menos que un “invento” de “cuatro locas”. Como humilde integrante de un organismo de igualdad de un pequeño municipio, me enorgullece totalmente aportar mi granito de arena a favor de esta causa.