e tenido la gran suerte, la gran fortuna de trabajar largos años, décadas varias, en algo que me ha apasionado, que me apasiona y espero que nunca me deje de apasionar cual es todo lo referido a algo tan poliédrico como es la educación, la enseñanza, en sus diferentes prismas y focos varios. He sido afortunado. Me reconozco tiza en mano entre la pizarra y la primera fila de alumnos y alumnas intentando engancharlos con el euskera y la literatura vasca, me reconozco empeñado en que por encima de la asignatura en sí los tomen como propio y digno de especial atención, me reconozco intentando buscar la metodología adecuada a las diferentes tipologías de alumnado. Me reconozco además como tutor, jefe de departamento, jefe de estudios, director, inspector de educación y director de gabinete de la consejera de Educación Cristina Uriarte. Prismas y responsabilidades diferentes, dificultades y contradicciones a las que tener que hacer frente.

Estimado lector, creo en la educación, estimo que es instrumento fundamental, clave de bóveda, necesario, aunque no suficiente para marchar hacia una sociedad más justa, cohesionada y solidaria donde la igualdad de oportunidades debe de estar grabado en el frontispicio de cualquier actividad, planificación y objetivo de lo educativo. Ahora jubilado, en el banquillo de lo laboral, sigo con la misma pasión todo lo referente a lo educativo, con parecida voluntad de hacer frente a los retos a abordar que cuando al final de clase me limpiaba la mano de la tiza blanca o entraba en el despacho correspondiente con la mesa llena de papeles. Intento por lo tanto estar lo más al corriente posible de lo que se cuece en torno a lo que concierne al Pacto educativo, al Acuerdo educativo y a los pasos que se dan en busca de una nueva Ley de Educación Vasca.

Diría como primera reflexión general que tenemos un buen sistema educativo, pero (siempre aparece un pero en la vida) que es mejorable y modernizable, que tiene que remozar fachada e interiores, que tiene que hacer frente a retos, retos nuevos que responden al devenir de los tiempos y a la evolución de las sociedades y entornos sociopolíticos, culturales y demográficos inherentes a los nuevos paradigmas que se dibujan en el orden mundial. Porque la escuela, es una elemental obviedad, no es una isla aislada, o algo impermeable, de su entorno y lo cambiante de los tiempos. La interacción entre lo educativo y el devenir de las cosas es estrecha, y malo si no lo es. Nuevos tiempos, nuevas respuestas a diferentes preguntas, nuevas políticas públicas, nuevas obligaciones, necesidades de nuevos pactos, acuerdos y consensos. Y no se trata de acordar, pactar y consensuar con los que piensen y tengan las mismas percepciones que tú, se trata de hacerlo, o de intentar hacerlo, entre diferentes, entre no coincidentes, entre dispares entre quienes, quizás, tiene percepciones encontradas en lo que se refiere al concepto, digamos, de servicio público.

Es día de repensar, reflexionar, contrastar situaciones a mejorar, superar, cambiar y modernizar. Hora de la corresponsabilidad compartida de todos los agentes sociales y educativos, sindicatos y partidos, de todos, hora de altura de miras, de visión a largo plazo, de perspectiva de País y de Nación Vasca. Hora de sacar todo lo referente a lo educativo del rifirrafe político y de la lógica, a veces nada edificantes de gobierno-oposición.

Nos estamos jugando el futuro de las nuevas generaciones, del tipo de sociedad vasca del mañana, de una Euskadi cohesionada. Lo que hagamos o dejemos de hacer hoy tendrá su reflejo mañana. Paso a manifestar, es mi opinión, cuestiones varias importantes a abordar con lucidez, sinceridad contrastada, acierto y generosidad manifiesta. La relación no lleva implícita la prioridad, no me atrevo a establecerla, pues todas son importantes, fundamentales y con necesidad de ser planteadas y resueltas:

Hay que abordar, y blindar, algo tan elemental, justo y ético como la igualdad de oportunidades en contraposición a cualquier atisbo de segregación, la igualdad en la diversidad y la diferencia en la igualdad. La autonomía de los centros y su descentralización sin que ello redunde en una malsana competitividad. Habrá que abordar que aquellos centros educativos que ofrezcan un servicio público a la sociedad y a su entorno, sean de la titularidad que sean y que se encuentren en contextos de vulnerabilidad deberán ser atendidos con las dotaciones económicas y personales que sus necesidades requieran. Habrá que reflexionar, e implementar, sobre la relación a mantener entre centro educativo y ayuntamiento como institución pública más cercana a la ciudadanía, relación a nivel de planificación educativa, oferta, matriculación, información etc. Asistimos a una cuestión ciertamente preocupante: la muy baja tasa de natalidad y en paralelo un aumento de alumnos y alumnas de familias emigrantes de primera o segunda generación que buscando un futuro mejor han decidido vivir y progresar entre nosotros.

Habrá que abordar con la sensatez necesaria el tratamiento del y en euskera pues los paradigmas han cambiado radicalmente. Las familias y demandantes del modelo lingüístico D no son los/las de hacen 20, ni 30, ni 40 años. Se impone una profunda reflexión abierta al respecto, y sin apriorismo alguno. El entorno y contexto sociolingüístico son variables a tener en cuenta a la hora de definir las medidas a tomar. Por otro loado hay que asegurar la gratuidad de la oferta educativa. Hay que abordar el tema de la enseñanza formal y no formal, y sobre las nuevas tecnologías, sobre el papel y el rol de la educación en esta sociedad de la información, y de la incertidumbre. Y las metodologías, y el cómo y qué enseñar, y las competencias a desarrollar, y el currículo adecuado que responda a las necesidades y retos de estos tiempos que nos toca vivir, y el del perfil del profesorado, y de... y de...

El reto es apasionante, el diálogo, el contraste sereno de ideas y pareceres es fundamental, se impone el acuerdo, el pacto y el consenso que aborde una nueva Ley de Educación. No podemos ni debemos fallar, es nuestra obligación y responsabilidad. Sepamos oír y escuchar.

Paso a paso, palada a palada, sumando sinergias, avanzando sin olvidarnos y mirando de donde partimos como si remásemos en una trainera, mirando al pasado acercándonos a la meta, acompasando el ritmo de nuestros esfuerzos, tomando las ciabogas que tengamos que tomar, cambiando el ritmo, esprintando, cogiendo la ola, cambiando de calle, calculando, mirándonos y midiéndonos pero siempre con un objetivo común: llegar a buen pronto. No hay pelotari que se precie que salte a la cancha del frontón con la mirada puesta en el empate, pero no hay empate posible, el cuadro 22 nos llama, tengamos, es lo de menos, el gerriko azul o rojo.

Sí, he sido un afortunado, he tenido una gran suerte, me ha apasionado mi trabajo. Animo. Seamos audaces. Esta vez sí. Oraingoan bai. Sea pues.