l 25 de setiembre se cumplen tres años desde la aprobación por unanimidad en el Parlamento Vasco de una Proposición No de Ley relativa a un Modelo inclusivo participativo vasco de empresa. Apenas tres meses después de que lo hiciera, también por unanimidad, el Parlamento navarro.

Desde entonces, en la Fundación Arizmendiarrieta hemos realizado para su difusión 66 presentaciones en ámbitos diversos (empresariales, universitarios, eclesiales...), de los que hemos recibido sugerencias de mejora que nos han permitido ir depurando detalles concretos, de importancia desigual.

Destaca, sin embargo, de forma singular la sugerencia recibida de, entre otros, el Global Compact-Pacto mundial de la ONU (agencia que gestiona los Objetivos 2030) para incorporar la dimensión medioambiental en el Modelo de empresa propuesto.

Es digno de reseñar, en ese sentido, que esa dimensión ya se tenía en cuenta anteriormente en el programa InnovaRSE, del Gobierno de Navarra, que está recogiendo, por otro lado, las características del Modelo inclusivo participativo y en el que se han triplicado este año las solicitudes de empresas para incorporarse a dicho programa debido, sobre todo, al deseo de actuar en esa dimensión medioambiental.

Desde otro punto de vista, la lucha por la sostenibilidad del planeta es, según defiende en su último libro Mariana Mazzucato, el reto más importante para canalizar los esfuerzos de la cooperación público-privada a nivel mundial.

Junto a la corrección de las excesivas desigualdades y el aprovechamiento generalizado de las tecnologías digitales a nivel planetario, la asesora de políticos de todo el mundo para conseguir un crecimiento inclusivo y sostenible sostiene que se debe de poner el énfasis también en las empresas en ese objetivo en el que nos jugamos la viabilidad de la vida en la Tierra.

Se trata de un objetivo en el que, obviamente, no pueden estar ausentes las empresas, que tendrán que añadir también esta obligación a su largo repertorio de retos para su propia supervivencia. En la última entrevista realizada a Alfonso Gorroñogoitia, uno de los fundadores de la Experiencia de Mondragón, recordaba que Arizmendiarrieta consideraba que las empresas son necesarias y que “sin ellas no hay nada que hacer” y que, por lo tanto, “habría que cuidar, mimar y servir” a las mismas.

Habrá que tener en cuenta, por tanto, también esa actitud para facilitar una transición que va a ser imprescindible, pero que, de no hacerse correctamente el proceso de adaptación, puede conducir a la mortalidad innecesaria de empresas con futuro.

Desde otro punto de vista, merece la pena recordar que el año que viene se cumplen 50 años desde que el Club de Roma publicara su famoso informe titulado Los límites del crecimiento, en el que ya advertía de los retos ligados a la sostenibilidad del planeta, que ahora se están volviendo de una urgencia e importancia inusitadas.

Por otro lado, el Papa Francisco en el año 2015 publicaba su conocida encíclica Laudato Si, en la que hacía un llamamiento a todos los católicos en primer lugar, pero también a todas las personas de buena voluntad, a cuidar y preocuparse por “nuestra casa común”, que coincide con recomendaciones similares de los responsables de las otras grandes religiones monoteístas y que le aportan un compromiso moral y espiritual a la tarea.

En un libro publicado en el año 2019 de nuevo por el Club de Roma, se vuelve a destacar la inviabilidad del crecimiento en las condiciones actuales y la necesidad de que todos los países, individuos y agentes sociales asuman su responsabilidad ante un futuro que describe con caracteres dramáticos.

Para responder a estos retos, además de la importante labor legislativa a todos los niveles, hay iniciativas privadas que merecen nuestra atención. En ese sentido, especial mención merece el proyecto iniciado por el grupo denominado Council for an inclusive capitalism with the Vatican, al que pertenece también nuestra Fundación y al que se ha incorporado recientemente Josu Jon Imaz, como CEO de Repsol.

Ese proyecto busca en primer lugar, sobre todo para empresas intensivas en consumo energético, desarrollar los principios y el marco de acción que ayude a gestionar la transición de las empresas a una energía limpia de forma que sea justa con sus trabajadores, sus clientes y las comunidades en las que se inserta.

A través de dicho proyecto, en el que están implicadas importantes compañías energéticas, pero también la Confederación internacional de sindicatos, el enviado especial de la ONU para la Acción sobre el clima y otras ONG, se busca invitar a las empresas a asumir compromisos concretos y a exponer públicamente sus planes específicos para su propia transición energética justa, de forma que se puedan identificar, asimismo, las Mejores Prácticas útiles para todos.

Dirigido por Boston Consulting Group, pretende estimular al sector privado para que busque en este reto nuevas oportunidades de desarrollo empresarial a largo plazo beneficiosas para el Bien Común.

Se espera conocer sus resultados en el mes de noviembre y pudieran ser una referencia a tener en cuenta de cara a empresas de todo el mundo, a la vez que nos pueden ayudar a formular con precisión y realismo las características adicionales referidas a la dimensión medioambiental que se echan en falta en nuestro Modelo inclusivo participativo actual.

Tarea que, por otra parte, asumimos desde la Fundación Arizmendiarrieta con la convicción de su importancia y necesidad y que trataremos de concretar en el marco de los grupos de trabajo que tenemos en curso. * Presidente de la Fundación Arizmendiarreta