ste es el título del ensayo clásico de Clèment Rosset sobre la ilusión, que, como viene siendo reseñado “aborda los medios alucinatorios que usa el hombre contra el acoso de lo real. Ilusión psicológica y metafísica, que resulta del inconfesado deseo de “otra” realidad, de la cual nada ni nadie podría rendir cuenta, pues precisamente su confusa existencia depende de la previa negación de lo que ocurre ante nuestros ojos.”

En el ensayo, subtitulado como “ensayo sobre la ilusión”, describe multitud de ejemplos en los que las personas utilizan diferentes mecanismos y métodos para negar la cruda realidad que tienen ante sus ojos y poder seguir inalterada su autoestima, posición social, y concepción de la honorabilidad.

Pues bien, Eva Blanco ofrece su ejemplo para ilustrar de manera evidente las tesis de Rosset.

La anulación irregular injusta e improcedente de la candidatura de Maiorga Ramirez y autoproclamación de Eva Blanco como secretaria general provocó un periplo jurídico que finalmente ha determinado que la anulación de la candidatura de Maiorga Ramirez fue irregular y ha dejado sin efecto la proclamación de Eva Blanco. Vamos, lo que viene a ser un varapalo jurídico de enormes dimensiones para Eva Blanco y los responsables del tremendo desaguisado.

El empeño y las artimañas irregulares que fueron empleadas para impedir que la afiliación pudiese democráticamente optar entre ambas candidaturas hacen sospechar que Eva Blanco y los suyos tenían muy poca confianza en que la afiliación avalara mayoritariamente con su voto su candidatura y que debían impedir, aún a costa de vulnerar derechos fundamentales, que Maiorga Ramírez pudiera ser votado.

Lo que era un parecer generalizado ahora se refleja en una sentencia. Y es que pocas cuestiones más deshonrosas puede haber en política que “ser cazada” haciendo trampas para ocupar un puesto sin el pronunciamiento directo de la afiliación. Si una dirigente política y su séquito, vulneran derechos fundamentales y recurren a irregularidades para tener el poder internamente, ¿qué credibilidad puede tener dicha persona en la defensa del bien público y los derechos de las personas?

Por eso, es evidente, que en política y en cualquier partido, a Eva Blanco y su séquito una honesta asunción de la realidad, les debería llevar a su inmediata dimisión. Una realidad cruda, pero ciertamente coherente. Vamos, como Nixon.

No obstante, lo cierto es que, viendo sus declaraciones, Eva Blanco y los suyos han decidido negar la realidad, y actuar con la ilusión de “aquí no ha pasado nada”. Pero es más, vemos en su última carta y en diferentes expresiones públicas que anticipa una respuesta lógica ante una realidad concreta como si fuera muestra de reafirmación de su posición. “Ahora verán como van a tratar de atizar el ambiente” indica en su último artículo, en referencia a quienes han visto vulnerados sus derechos. Se expresa como si no fuese lo lógico y esperable que quien tenga una sentencia que indica que se han vulnerado sus derechos y se deben repetir las primarias lo exigiese con rotundidad. Como si no fuese una anormalidad censurable el hecho de no atender lo sentenciado y lo normal consista en seguir como si nada, detentando un puesto que no tiene el aval de la afiliación y que debe ser elegido, como debió serlo hace ya dos años, por el conjunto de la afiliación.

La realidad es tozuda, muchas veces incontestable. Y una sentencia que “declara vulnerados los derechos fundamentales de Maiorga Ramirez”, que anula el irregular proceso de primarias y su proclamación automática como Secretaria General y que ordena repetir las mismas, es tan rotunda y contundente que negar su trascendencia e incluso existencia resulta grotesco en unos momentos en los que las exigencias de pulcritud en la actuación política no soportan el cierto ridículo de negar su existencia. Basta ir a la página web de EA para ver que Eva Blanco ha recurrido a la negación de la cruda realidad que desnuda un comportamiento política y humanamente inadmisible.

De todos modos, en estos casos, la realidad tiene su propia gravedad y acaba cayendo por su propio peso. Eva Blanco está en la fase de la negación; bien haría en avanzar hacia la aceptación, permitir que la afiliación vote y ahorrar a los hombres y mujeres de EA y EH Bildu nuevos bochornos. Son ya dos años de controversias internas lastrando a EA y EH Bildu. Es hora de mirar hacia adelante. * Miembro de la Asamblea Nacional de Eusko Alkartasuna