Como si se tratara de un partido de izquierdas cualquiera, un grupo de militantes de Vox se ha manifestado, frente a su sede malagueña, protestando contra la gestora que ha cogido las riendas de la formación en la provincia andaluza. Desde este órgano, que dirige la diputada Patricia Rueda, han manifestado que se trata de “un pequeño grupúsculo, un grupo minoritario que solo busca hacer daño al partido porque no han podido controlarlo”. Mientras tanto, los críticos denuncian la falta de democracia interna. Extraña la reivindicación, los procesos participativos nunca han sido santo y seña de la ultraderecha.