ivimos en una sociedad en la que el consumismo es el paradigma que domina todo. Cada vez los períodos de rebajas duran más tiempo, y se expanden en todo el mundo modas como el Black Friday o el Cyber Monday, etcétera, de cara a fomentar el consumo entre la ciudadanía.

El consumismo tiene efectos desastrosos en muchos sectores, y de esta manera, los niveles actuales de producción y generación de residuos no son sostenibles en el tiempo. Nuestro planeta va de mal en peor. Si seguimos usando los recursos al ritmo actual, para el año 2050 necesitaremos, en conjunto, el equivalente de más de dos planetas para sostenernos.

Tenemos que asistir, más pronto que tarde, a un cambio de modelo productivo en el que se ponga el énfasis en que los productos puedan ser reutilizados y reparados para prolongar al máximo su vida útil, y así poder reducir al mínimo la cantidad de residuos generados.

Este cambio de enfoque ha supuesto la realización de diferentes estudios e investigaciones donde se plantean la reparación de los productos como clave para la economía circular y la eficiencia de los recursos, ya que es reconocida como una actividad de bajo impacto ambiental. A diferencia del reciclaje, la reparación permite la recuperación del producto con una relativamente baja aportación de materia prima. Teniendo en cuenta que el reciclaje se basa en la destrucción de los productos, muchas veces mediante agresivos procesos industriales, para la recuperación de materia y la creación de nuevos productos, se plantea la reparación como alternativa.

Recientemente la Sociedad Pública de Gestión Ambiental (Ihobe), dependiente del departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco, ha publicado un excelente e interesante trabajo titulado Diagnóstico de la reparación en Euskadi, a través de cual se pueden conocer las normativas existentes en la materia, la realidad y el mercado de la reparación en nuestra comunidad, iniciativas tanto públicas como privadas puestas en marcha a nivel internacional, estatal y de Euskadi, las estrategias para fomentar la reparación y un sinfín de cuestiones más. Puede ayudar a ser conscientes de que la reparación de los bienes materiales es una actividad importante para fomentar la economía circular y una fuente importante de empleo. No obstante, los planes actuales no incluyen objetivos ni medidas claras para los próximos años en términos de reparación de los bienes materiales. Por lo tanto, la reparación es de suma importancia en la política de gestión de residuos a llevar a cabo en esta recién iniciada legislatura.

A pesar de que la primera normativa europea de residuos se creó en 1975, no es hasta 2008 cuando se introduce el termino de reparación en la Directiva 2008/98/CE que deroga todas las anteriores. Esta normativa menciona la reparación como medio para la reutilización. En uno de sus apartados añade que los Estados miembros tomarán las medidas que procedan para fomentar la reutilización de los productos, promoviendo el establecimiento y apoyo de redes de reutilización y reparación, el uso de instrumentos económicos, los requisitos de licitación, los objetivos cuantitativos u otras medidas”.

Según el estudio de Ihobe, actualmente, en términos de reparación, además del sector automovilístico, que supone a nivel europeo el 65% de las empresas cuya actividad principal es la reparación, otros sectores clave son el de los aparatos eléctricos y electrónicos, el de los muebles y decoración, equipamientos de ocio (juguetes, equipamiento deportivo, instrumentos de música…), textil, etcétera. Sin duda, la reparación es una fuente de empleo y cada vez lo será más.

Los agentes que participan en el fomento de la reparación son la administración pública, los fabricantes, los reparadores y los consumidores. La administración pública ejerce un papel importantísimo a la hora de establecer normativa, impulsar proyectos mediante subvenciones y generar herramientas de apoyo a la reparación como estrategias y objetivos a cumplir. Por su parte los productores pueden intervenir en el diseño del producto para que este sea reparable o no. Los consumidores son aquellos poseedores del producto que tienen el poder de decidir qué hacer con el bien material en caso de que deje de funcionar o se rompa. Finalmente, están los reparadores, que tienen una estrecha relación entre productores y consumidores, recibiendo los productos dañados de los consumidores y reparándolos.

Las estrategias que se plantean por parte de Ihobe para fomentar la reparación deben de pasar por mejorar el diseño de los productos -ecodiseño orientado a la reparabilidad-; aumentar la información sobre la reparabilidad del producto, y para ello se requiere una mayor información sobre durabilidad y reparabilidad de tal forma que el consumidor la pueda entender y utilizar para tomar decisiones; incremento de la puesta en marcha en el mercado de objetos de segunda mano reparados; aumento del número de servicios de reparación; y campañas informativas sobre los beneficios de la reparación.

En la última década han aumentado las iniciativas para la reparación, tanto públicas como privadas, tal como se señala en el documento de Ihobe. Entre las públicas, se pueden destacar la reducción del IVA en la reparación de productos, como hacen Suecia, Bélgica, Países Bajos y Polonia, que ya la aplican en la reparación de ciertos productos de consumo (bicicletas, ropa y zapatos) y de línea blanca, lo que supone reducir el coste de la reparación, una de sus grandes barreras.

Entre las iniciativas estatales, entre otras, está la actividad desplegada por AERESS, la asociación española de empresas sociales y solidarias, muy activas en la reutilización, reparación y reciclaje, que ha pedido al Gobierno español que introduzca la exención del IVA para los productos de segunda mano a través de la iniciativa puesta en marcha Un ImpulsoRedondo a favor de la Economía circular. Un estudio de AERESS demuestra que la pérdida monetaria de las contribuciones del IVA sería insignificante en comparación con la creación de empleo y la reducción de desperdicios que estos supondrían.

En Euskadi, cabe destacar, sin desmerecer otras iniciativas, a Koopera (Innovación social y Ambiental), una cooperativa de segundo grado en la que participan Cooperativas de Iniciativa Social y Empresas de Inserción impulsadas por Cáritas, que ha montado una red de reutilización mediante los garbigunes y varios cientos de contenedores, donde los materiales recogidos a través de este sistema son clasificados y reparados para ser puestos en venta otra vez a precio reducido en la red de tiendas de comercio justo.

Este sistema ha permitido recoger un total de 4.147 toneladas de materiales para la reutilización al año, crear 80 puestos de trabajo directos y abrir 10 tiendas de segunda mano. Las plantas de reutilización Koopera procesan el textil, calzado, aparatos eléctricos, juguetes y otros artículos de bazar. Se aplica una tecnología pionera en el Estado que busca maximizar la recuperación del producto y converger al residuo cero mediante la reconversión del algodón en paneles para la construcción y alfombrillas para coches.

El autor es experto medioambiental, Premio Nacional de Medio Ambiente y Premio Periodismo Ambiental Vasco 2019