l avance exponencial de la situación de emergencia de salud pública ocasionada por el coronavirus covid-19 en todo el mundo ha evolucionado de forma desigual en la Comunidad Autónoma del País Vasco, resultando especialmente afectados el Territorio Histórico de Álava y su capital, Vitoria-Gasteiz. De cara a dar una respuesta adecuada al desconfinamiento, es urgente poner en marcha una serie de medidas que afectan entre otras cuestiones a la nueva movilidad de la población, con objeto de posibilitar el desarrollo de la vida en un ambiente saludable y a través de procesos seguros, que impidan o minimicen la propagación del virus.

En este sentido, las autoridades sanitarias recomiendan desplazamientos a pie o en bicicleta, como modos que mejor garantizan el distanciamiento interpersonal recomendado y el cuidado del medioambiente. Esto posibilitaría el retorno a la actividad de una forma saludable y segura, sin afectar a la calidad medioambiental.

Es cierto que la paralización de la actividad cotidiana y el confinamiento para frenar el coronavirus han traído consigo una considerable reducción de la presencia de elementos contaminantes en el aire de Vitoria-Gasteiz. Los datos indican que se han registrado desplomes de entre el 50% y 65% de dióxido de nitrógeno en el mes de abril, respecto a ese mismo mes de años anteriores, llegándose a una reducción del 75% a principios del mes de mayo. Sin embargo, no es menos cierto que, un previsible incremento de los desplazamientos en coche, durante las distintas fases de desescalada tras el desconfinamiento, ocasionaría un rápido aumento de la contaminación medioambiental, con las repercusiones negativas que eso tendría sobre la salud.

Este contexto coincide en el tiempo con la prioridad del Gobierno para aprobar la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, cuyo proyecto remitió a las Cortes el pasado martes 19 de mayo. Entre otras cuestiones, esta Ley establece que los municipios de más de 50.000 habitantes deberán introducir en la planificación urbana, y antes del 2023, zonas de bajas emisiones en las que se apliquen restricciones de acceso, circulación y estacionamiento de vehículos contaminantes, para mejorar la calidad del aire y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero. Del mismo modo, establece medidas para facilitar los desplazamientos a pie o en bicicleta, para la mejora, electrificación y uso de la red de transporte público, y para fomentar el uso de medios de transporte eléctricos privados y la movilidad eléctrica compartida.

Por lo tanto, esta crisis del coronavirus nos esta ofreciendo una gran oportunidad, convirtiéndose, si nuestros gobernantes la afrontan con valentía, en la antesala del planteamiento de un verdadero avance en la lucha contra el cambio climático.

Algo ya se está moviendo. Para atender esta situación de crisis, el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz ha comenzado a tomar sus medidas en relación a la movilidad urbana, y algunas implican actuaciones que se convertirán en permanentes. Pero igualmente, y de manera coordinada, deberían adoptarse medidas por parte de la Diputación Foral de Álava, que hasta la fecha no parece muy dispuesta a abordar con decisión este nuevo reto. Estas nuevas condiciones deberían facilitar el acceso de toda la población alavesa a la ciudad, sin provocar un incremento del tráfico, y por tanto de la contaminación, en coherencia con las medidas de interés general que se están tomando en materia de movilidad, tras el confinamiento y, próximamente, en mayor medida, como resultado de la aplicación de la Ley de Cambio Climático.

En coherencia, esto nos debería a obligar a crear condiciones y a hacer determinados cambios urgentes también en el ámbito territorial, con el objeto de reducir el acceso de vehículos al interior de la ciudad y, al mismo tiempo, facilitar la movilidad de la población del resto de territorio. Alguna de ellas, tal y como ya adelantó recientemente el diputado foral del ramo, debería avanzar en la compatibilidad del uso del transporte público foral con la bicicleta.

Otras, deberían hacer realidad compromisos ya asumidos por la Diputación, como la creación y puesta en marcha de una plataforma territorial para compartir coche desde los pueblos a la ciudad, propuesta realizada por Elkarrekin Araba, e incluida en los presupuestos de año de la DFA.

Igualmente, se debería avanzar hacia la movilidad eléctrica compartida, por ejemplo, en el actual modelo de Transporte Comarcal de Álava, para unir pequeños núcleos rurales con las cabeceras de las comarcas, propuesta hecha también por este mismo grupo político en la última Comisión de Infraestructuras viarias y movilidad de la DFA, en la que se presentó el plan de evaluación de este servicio público de Transporte Comarcal.

Pero es necesario ir más allá. Hay que crear las condiciones necesarias que potencien y faciliten esta nueva movilidad, como el acondicionamiento de áreas de aparcamiento e intercambio modal en los accesos a la ciudad para la población del resto del territorio al transporte público urbano, bicicleta o nuevos modos de transporte eléctrico, así como su conexión con los viales peatonales y ciclísticos existentes. Para ello resulta imprescindible impulsar el establecimiento de acuerdos entre la Autoridad de la Movilidad de Álava (AMA) y el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz.

En definitiva, es necesario que la AMA coordine con el Ayuntamiento un paquete de medidas complementarias de nueva movilidad, pues de ello dependen las condiciones de accesibilidad a la ciudad de la población del resto del territorio. En caso contrario, si no se articulan medidas para la nueva movilidad territorial, el acceso de la población del territorio a la ciudad se seguirá haciendo mayoritariamente en coche, y se dificultará cada vez más, ante las restricciones que se van a establecer en la capital.

Esto que decimos no es algo nuevo. Tenemos ejemplos de que es viable, como el Servicio metropolitano de bicicleta pública MibisiValencia, que ha desarrollado un plan de integración entre la ciudad de Valencia y el área metropolitana que aglutina a múltiples municipios de la provincia, incluyendo la instalación de 5 estaciones intermodales. En esa misma dirección, MibisiValencia ha incorporado recientemente a Xufabike, con un nuevo servicio gratuito Me llevo la bici al trabajo, con el objeto de favorecer la movilidad laboral en bicicleta como modo de transporte con distanciamiento social, adaptado a las circunstancias actuales, que está vigente como medida especial desde el 15 de mayo hasta el 31 de diciembre de 2020.

Así mismo, vemos como otros territorios vecinos avanzan en esta dirección, como Bizkaia o Gipuzkoa, que se han incorporado recientemente a la Red de Ciudades por la Bicicleta. Esta Red se define como una “asociación compuesta por ciudades y territorios que tiene por objeto dar mayor protagonismo a la movilidad en bicicleta, algo si cabe aún más importante en estos momentos porque, entre muchos otros motivos, se ha demostrado una relación directa entre las afecciones a la salud por la covid-19 y contaminación atmosférica”. Mientras, esperamos que la Diputación de Álava tome alguna decisión en este sentido.

Si queremos apostar por una nueva movilidad más segura para las personas y más sostenible para nuestro medio ambiente, deberíamos tener clara la prioridad de incrementar el uso de la bicicleta y otros modos sostenibles en todo el territorio, en las actividades diarias como ir al trabajo, a los centros de enseñanza o a hacer compras, y para ello es fundamental impulsar la intermodalidad con el resto de los medios de transporte del territorio.

El autor es procurador de Elkarrekin Araba y arquitecto