Háblame del mar, marinero, cantaba Rafael Alberti. En Navarra no hay mar, aunque lo hubo. Pero todavía hay campo y trigo, terneras y vacas, caballos y huertas. El campo agoniza y las cuadras se cierran porque ya no son rentables y porque no dan para vivir. “Es el mercado”, preconizan los técnicos del capital y dan por zanjado el asunto. “¡Y una mierda!”, dice en lenguaje de agricultor y ganadero a grito pelado mi primo, que tiene tierras, tractor y todos los aperos útiles para trabajar el campo. La rabia les puede porque están dejando la piel, los huesos y la vida en la tierras de nuestros padres y abuelos que han alimentado y alimentan a la humanidad. Hay que empezar de nuevo y calcular desde el campo a la ciudad, no al revés. No es el mercado, es la gran especulación y los intermediarios. Los tractores rugen por las calles de la ciudad y con razón. Cuidado con los agricultores y ganaderos, que tienen mucha paciencia; pero el hambre y la desesperación es más fuerte que la muerte.Daniel Ezpeleta http://danielezpeleta.wordpress.com
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