Advertía recientemente Mario Draghi que el Banco Central Europeo prepara estímulos para economía de la Zona Euro ante las evidencias de un escenario económico “cada vez peor”. Los datos macroeconómicos conocidos en las últimas horas redundan en esa percepción al constatarse el parón de crecimiento en Alemania, la contracción en Francia -con incrementos trimestrales de su PIB del 0,1 y 0,2%, respectivamente- y las dificultades de los sectores tradicionalmente tractores de la industria europea, como la automoción. La locomotora económica europea se está fatigando por circunstancias internas y externas. La crisis del sector de automoción, por ejemplo, ha dañado severamente la actividad del sector por errores propios y ajenos. No se ha superado el escándalo de los datos manipulados sobre emisiones de las principales marcas alemanas de vehículos ni se ha sabido gestionar la información sobre la necesaria transformación del modelo energético de los derivados del petróleo por parte de las autoridades políticas europeas, con las españolas a la cabeza de la improvisación. En paralelo, acontecimientos políticos recientes juegan contra las perspectivas de estabilidad. Las elecciones argentinas han dejado al peronismo a un paso de gobernar antes de fin de año pese a su pasado de corrupción y las dudas sobre su programa económico está desestabilizando los mercados de inversiones. Pero el factor de mayor incertidumbre sigue siendo la estrategia de confrontación económica que protagoniza el presidente estadounidense, Donald Trump. Una fórmula repetida que se basa en llevar los equilibrios al extremo de la ruptura o, directamente, provocar desequilibrios. Le sirvió para revisar el tratado de libre comercio con Canadá y México pero ha provocado un atasco importante en la Organización Mundial del Comercio en su vertiente europea sin visos de solución a corto plazo. Y su pulso comercial y monetario con China ha agravado la percepción de que las reglas que rigen el comercio mundial están siendo manipuladas mediante aranceles y devaluaciones. El mercado mundial encuentra severas dificultades para regular su funcionamiento como las encontró en su día para frenar la crisis financiera global. Los factores de incertidumbre y desestabilidad deben ser eliminados para no repetir errores.
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