En el 124 aniversario de la fundación de EAJ-PNV, los mensajes trasladados a la clase política y la sociedad vasco en general tuvieron ayer como común denominador el valor del diálogo, el reconocimiento de la diversidad como primer paso hacia la generación de consensos y el modelo de construcción nacional desde la cohesión de la sociedad. Las experiencias políticas que en los escenarios más recientes han obviado estos principios han servido únicamente para generar tensiones en el ámbito político con el riesgo de su traslado al social y el consiguiente e indeseado desgarro en la convivencia. Ejemplo de ello han sido tanto la fallida investidura de Pedro Sánchez como el procés catalán. La iniciativa de investidura sin reconocimiento de la diversidad política y la subsiguiente necesidad de negociar consensos mínimos en el Estado español ha derivado en fracturas de confianzas entre sensibilidades presentes en la sociedad. La solución no es forzar a la sociedad a acomodarse a la estrategia de los partidos políticos, mucho menos de sus líderes individuales. Una nueva votación puede despejar soluciones aritméticas pero también ahondar en el desprestigio de los políticos en función de su incapacidad para llegar a acuerdos que garanticen el bienestar de la ciudadanía. El diálogo con el diferente para generar ámbitos de trabajo compartido sirve para conformar espacios sociales alimentados de consenso y ese es el mecanismo que realmente cohesiona un proyecto social y político, no la legislación que obliga a la sumisión ni el papel de las Fuerzas Armadas. Por otro lado, tampoco la unilateralidad ha sido un camino de salida al laberinto catalán. La falla fundamental es demasiado amplia y tiene que ver con la inexistencia de una mayoría social cualificada que impulse el proyecto nacional desde la adhesión. En este entorno, la propuesta sociopolítica realizada ayer por el PNV en su aniversario es una vía alternativa al atasco permanente. Una vía en la que el proceso de construcción nacional se acomete desde el objetivo de la convicción social, la adhesión a un modelo de éxito y su materialización a partir del reconocimiento mutuo de las diversas sensibilidades que conviven en el país. Un ejercicio más responsable que la mera traslación a la sociedad del impulso de proyectos carentes de los consensos necesarios.
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