los interlocutores de los partidos llamados a conformar un Gobierno de progreso llegaron al Parlamento con las negociaciones abiertas para el diseño de la Mesa de la Cámara y la tensión alcanzó su cénit cuando se anunció media hora antes de la elección que no había acuerdo. Tras la primera votación a la presidencia del Legislativo las opciones se redujeron al candidato de Navarra Suma y al de Geroa Bai, lo que posibilitó otro cónclave que esta vez sí concitó el consenso entre la sigla de Barkos, el PSN, Podemos e I-E para ubicar al frente del Parlamento al presidente del PNV en Navarra, Unai Hualde. El segundo nudo gordiano se resolvió con la entrada de EH Bildu en el órgano rector de la Cámara sin los votos del PSN, imponiéndose el sentido común de no excluir a la cuarta formación en respaldo ciudadano. El desenlace de ayer, que también depara un compromiso de ampliación de la Mesa del Parlamento para reflejar toda su pluralidad, insufla aires renovados a los contactos para un acuerdo a 23 escaños al objeto de investir a la socialista Chivite, después de la desconfianza generada en la constitución de los ayuntamientos por la inhibición del PSN en favor de UPN. Sin embargo, y pese a la obvia mejora del clima entre los interlocutores, aún falta recorrido para apuntalar el Gobierno de progreso y transversal que se pretende. Para empezar, la rúbrica de un acuerdo programático que apueste por profundizar en la Navarra social que lideró el Ejecutivo de Barkos sobre las premisas de la dignificación de los servicios públicos y una recaudación fiscal justa, por progresiva. Con el aditamento de una gestión escrupulosa del Presupuesto, en sentido contrario a los estertores de los gobiernos de UPN. Ya en segunda instancia, deberá definirse el formato del Ejecutivo más allá de la presidencia de Chivite, con la propia estructuración del Gabinete a partir de la que designar a los encargados de cada consejería. Todo ello con la generosidad exigible en aras al bien superior de la estabilidad y bajo el criterio de alcanzar mínimos comunes denominadores entre el PSN, Geroa Bai, Podemos e I-E pero también de articular soluciones que no impidan la necesaria abstención de EH Bildu y sin contrapartidas negociadas, según la línea roja marcada por el PSOE conculcando los usos democráticos vigentes. En suma, que la gobernanza progresista continúa en el horizonte, sí, aunque todavía queda mucha tarea por delante y en el marco de un acoso sin cuartel por la derecha política y mediática.
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