A punto de entrar en el mes de septiembre, Euskadi afronta un arranque de curso político que se prevé intenso en materias clave como autogobierno (traspasos de competencias pendientes y debate de nuevo estatus), consolidación de la convivencia y fortalecimiento de la recuperación económica, todo ello con el añadido de la aprobación de los Presupuestos para 2019. Teniendo en cuenta, además, que en un horizonte no muy lejano habrá al menos una triple convocatoria electoral -municipales, forales y europeas, todas ellas el 26 de mayo- y con la incógnita de si la precaria situación de la política española pueda derivar también en otra cita anticipada con las urnas. En este contexto, si algo caracteriza los desafíos a los que se enfrenta la política institucional vasca es la necesidad de diálogo y de consecución de acuerdos con el mayor consenso posible con el fin de garantizar los objetivos marcados de estabilidad, crecimiento, logro de mayor nivel de autogobierno y consolidación de la normalización y la convivencia. Consciente de ello, el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, abordó ayer tras el primer Consejo de Gobierno del curso todos los temas que están en la agenda de la política vasca e hizo un llamamiento claro a la búsqueda de acuerdos. De hecho, fue muy claro en su apuesta por “ensanchar los consensos” en lo referido al nuevo estatus de Euskadi, donde hasta el momento existe un acuerdo entre PNV y EH Bildu sobre las bases del que sería próximo Estatuto y entre ambos y Elkarrekin Podemos en lo referido a los derechos sociales. El lehendakari parece buscar un blindaje del nuevo estatus a través del mayor consenso posible entre los partidos vascos con el fin de que tenga “recorrido institucional”. Es decir, que pueda salir adelante. Una opción lógica dada la trascendencia del objetivo fijado, que no es otro que dotar a Euskadi de un nuevo marco de relación con el Estado basado en la bilateralidad. Para ello, previamente Urkullu demandó al Gobierno español el establecimiento urgente un calendario de traspasos de las transferencias pendientes. En este contexto, cobra especial relevancia la negociación presupuestaria de cara a la aprobación de las Cuentas, en la que el lehendakari apeló también al diálogo y a la responsabilidad. En definitiva, un curso que se prevé muy intenso y en el que los partidos deberán ceder para avanzar.