Estamos viviendo estos últimos días un hecho de hace unos pocos años, que dejó a ese señor de Murcia, de presidente de la Comunidad murciana a un mero ciudadano. Sin entrar a enjuiciar a ese señor de Murcia (que puede parecer, posiblemente, otro chasco de mal gusto), y sin hacer mención específica del muy honorable señor Pujol y su clan familiar a lo Lucky Luciano, podemos comprobar cómo nuestro país está lleno de mafiosos y maleantes de norte a sur y de este a oeste.
Ahora acaba de tocar la varita de la corrupción de nuevo al PP, y deja en entredicho la labor de la Universidad Rey Juan Carlos, pues ha fichado con sus papeles a Cristina Cifuentes y le ha permitido obtener de manera ladina y con todos los visos de mal hacer un expediente que no es real ni legal. Muy pocos políticos, por no exagerar y decir ninguno, se escapa de haber usado su cargo para, en connivencia con el empresario de turno o haciendo uso de los llamados poderes fácticos y las mafias, llenarse las faltriqueras mediante métodos corruptos o utilizando el despilfarro público que, obviamente, es otra forma de corrupción evidente.
Las comunidades autónomas están endeudadas hasta la médula para poder mantener ese clientelismo que les da la victoria en las elecciones, y todos sus políticos y sindicalistas con sus niños colocados en puestos que por sus méritos jamás hubieran alcanzado salvo en excepciones muy contadas. Pero además del endeudamiento, nos encontramos con que una comunidad autónoma como Andalucía tiene según publica un medio de máxima difusión un “agujero” de más de ¡3.500 millones de euros! que no se puede justificar (¡3.500 millones de euros! dicho en plata, que se han ido, “con el aire”, a los bolsillos de los más espabilados), a los que, por descontado, hay que añadir los otros miles de millones (¿3.000, 4.000, 5.000? o incluso más) de los famosos ERE que ya veremos si no tienen una también afrentosa condena Judicial.
Y lo curioso es que España para colmo del despropósito, tiene entre las filas de su Gobierno a aspirantes a alcanzar prebendas y situaciones de por vida para vivir holgadamente y zanganear en un estado calamitoso para infinidad de ciudadanos. ¡ Qué Dios nos ampare si sucede! Sencillamente, porque seguirá habiendo, como ahora, vía libre al despilfarro y a la corrupción en todos sus modos conocidos..., que son innumerables.