Adentrados ya en el mes de abril, el Estado español carece de Presupuestos para este año 2018, el principal instrumento para marcar y concretar las políticas sociales y económicas y, con ello, asegurar el bienestar de la ciudadanía. Una situación atípica, ya que habitualmente los Presupuestos de un año se debaten y aprueban el año anterior, cuya responsabilidad recae directamente sobre el Gobierno de Mariano Rajoy, que ha sido incapaz de reunir los apoyos necesarios para sacar adelante las Cuentas. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, presentará hoy el proyecto de Presupuestos Generales del Estado en el Congreso de los Diputados y explicará los detalles fundamentales de su contenido, la mayoría ya conocidos, con lo que el debate entra ya en su recta final. Hasta ahora, el Gobierno y el PP han buscado los apoyos -cifrados en 175 votos- tanto en Ciudadanos como en el PNV. Sin embargo, solo tiene asegurado el respaldo de los diputados de Albert Rivera pese a la constante presión a que han sometido a los jeltzales durante los últimos meses, que una y otra vez han reiterado que mientras siga vigente la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Catalunya -y, en consecuencia, suspendido el autogobierno legítimo- ni siquiera están dispuestos a empezar una negociación. Es más, la formación nacionalista ha recomendado en numerosas ocasiones al Gobierno de Rajoy que busque otros aliados para aprobar los Presupuestos, en concreto en quienes apoyan el 155, en referencia al PSOE. Parece que, por fin, los populares han llegado a la evidente conclusión de que esta premisa del PNV es y será inamovible mientras no cambien las circunstancias. Vino a socializarlo ayer el vicesecretario de Política Social y Sectorial del PP, Javier Maroto, que, tras acusar el PNV de “chantajear al Gobierno” se descolgó con una ocurrencia insólita, invitando al PSOE a que preste al PP “cinco votos al azar” -los apoyos que necesita- para sacar adelante las Cuentas. La propuesta puede ser estrambótica y hasta frívola -Pedro Sánchez la rechazó ayer de plano- pero visualiza claramente la desesperación del Gobierno español, que asume ya que con Catalunya intervenida y con sus políticas recentralizadoras no puede lograr más respaldos que los del patriotismo español -Maroto apeló a la “altura de Estado” de Sánchez para que la estabilidad de España “no se rompa”- frente al avance y el progreso.