La adquisición por parte del Gobierno Vasco del 1,24% de las acciones de la empresa Construcción y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF), una de las firmas vascas más punteras, tecnológicamente avanzadas e internacionalizadas, supone un paso estratégico de primera magnitud en orden al proceso de garantizar el crecimiento y el arraigo en Euskadi de las sociedades competitivas y con mayor capacidad tractora. Esta primera participación pública en una empresa privada es, por ello, altamente significativa. La elección de CAF tampoco es baladí. Ayer mismo, la firma ferroviaria anunció un nuevo contrato, el primero de 2018, para la construcción de 26 unidades de tranvía para Budapest por un importe de 50 millones de euros, que se unen al continuo goteo de acuerdos en todo el mundo y que elevaron el volumen de pedidos a más de 1.500 millones de euros durante 2017. Esta operación, llevada a cabo a través de la sociedad pública de Capital Desarrollo de Euskadi Socade y financiada por el Instituto Vasco de Finanzas (IVF), trata de dar un nuevo impulso a la política industrial vasca y favorecer su crecimiento y el de las empresas con mayor capacidad de arrastre. Pero tiene, también, otra interesante vertiente. En primer lugar, busca el mayor nivel de arraigo y compromiso de las firmas con Euskadi y su tejido económico, empresarial e industrial. Asimismo, el Gobierno Vasco, con esta nueva estrategia de adquisición de pequeñas participaciones -que no comprometen el control de las empresas-, se asegura una mínima información y conocimiento sobre la situación de las mismas y de sus planes estratégicos. En este sentido, no puede obviarse que recientes experiencias como las operaciones que han tenido lugar en Siemens Gamesa -que ofreció información totalmente contradictoria al propio Gobierno Vasco sobre la afectación a Euskadi de su plan de despidos a nivel mundial- pueden subsanarse precisamente mediante la conversión del Ejecutivo en un socio estable en determinadas compañías. Por otra parte, puede ayudar a otras firmas a garantizar su desarrollo industrial y su internacionalización. Según afirmaron ayer los consejeros Arantxa Tapia y Pedro Azpiazu, la operación con CAF se trata de un primer paso que debe tener su continuación con otras empresas de gran potencialidad.
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