Un año más, y ya van 52 ediciones, la Durangoko Azoka que ayer cerró sus puertas se ha vuelto a erigir durante cinco días en el gran referente de la cultura vasca contemporánea, el escaparate en el que se muestran las novedades de la industria cultural de Euskal Herria en las diferentes disciplinas -literatura, discografía, vídeo, juegos, nuevos soportes...- y punto de encuentro entre los creadores y el público en general, así como foro de debate, lugar de expresión y ágora en la que compartir experiencias y mirar al futuro. En definitiva, y tal y como indicaba con acierto el lema de este año, la Feria de Durango constituye la gran plaza de la cultura vasca con una historia que suma ya más de medio siglo y, lo más importante, con un futuro aún muy prometedor por delante pese a la crisis económica y a las serias dificultades de la industria cultural, sobre todo en algunos sectores. Es destacable, en este sentido, el auge cada vez mayor de la autoproducción. El balance de esta 52 edición que acaba de concluir es, en este sentido, positiva. Según los datos aportados por la organización, Gerediaga Elkartea, Durango ha recibido la visita de unas 110.000 personas, una cifra más que estimable. En cuanto a ventas, como mínimo se han igualado o mejorado las del año anterior y, en general, la Azoka ha tenido un impacto económico de 7,2 millones de euros. Con 240 estands y 145 participantes en total, se han presentado en la Feria 400 novedades -257 libros, 92 discos, 19 revistas, cinco vídeos y 27 juegos, más agendas y calendarios-, lo que da muestra del buen momento por el que atraviesa la creación vasca y, en especial, la que se produce en euskera. Además, esta cita anual ha contado también con una intensa actividad y participación en las distintas zonas o guneak, con una programación de eventos, debates, presentaciones y actuaciones en directo que han abarcado prácticamente todo el mundo relacionado con la cultura vasca. Como novedad, la Durangoko Azoka de este año ha decidido dar un nuevo sentido al premio Argizaiola con el que tradicionalmente se ha buscado distinguir y homenajear a personas que han destacado por su trabajo en favor del euskera y la cultura vasca y, en lugar de un galardón, ha creado una nueva beca con la que se pretende ayudar a los nuevos creadores. Una idea interesante que mira al futuro y fundamentalmente a los jóvenes y que se irá consolidando en futuras ediciones.