Los evidentes intentos del presidente alemán, Frank-Walter Stenmeier, y del presidente del Bundestag, Wolfgang Schäuble, de reconducir la ruptura de las negociaciones entre la CDU de Angela Merkel, el FPD de Christian Lindner y el B90-Grüne, Los Verdes, de Simone Peter y Ced Ozdemir y lograr una mayoría parlamentaria suficiente para formar un gobierno no parecen, de momento, capaces de evitar la repetición de elecciones que la propia Merkel ya ha dicho preferir a un gobierno en minoría. La canciller en funciones, que no descarta mejorar en ese caso y mediante la exigencia de estabilidad sus tibios resultados de las elecciones de septiembre, cuando logró su cuarta victoria electoral pero contra pronóstico sólo obtuvo 246 de los 709 escaños del Parlamento alemán, difícilmente alcanzaría sin embargo, y salvo debacle o cambio de postura del FPD, una mayoría suficiente y Alemania se vería abocada ya de manera definitiva a una fórmula, la del gobierno minoritario, que el Ejecutivo federal no ha conocido a lo largo de sus siete decenios de historia, algo que Merkel no quiere y que Europa teme. No en vano, la crisis política alemana afecta directamente a la planificación que la Comisión y el Consejo europeos habían definido en el proceso de reformas de la Unión Europea, así como a la culminación de las negociaciones del Brexit, cuyo próximo hito tiene fecha próxima, la cumbre de líderes y jefes de gobierno de los días 14 y 15 de diciembre, y cuyas primeras medidas concretas deberían estar acordadas para mediados del próximo año. Y se antoja harto difícil sin un panorama político estable en el país que ejerce de motor principal en el proceso reformador europeo y que es pieza esencial en las decisiones respecto a la unión bancaria, a la que algunos Estados ya han mostrado sus primeras reticencias, pero también en cuanto a la capacidad para imponer, especialmente a los socios del este, una política migratoria común y para desarrollar la pretensión de una única política europea de Defensa que la propia Merkel y el primer ministro francés, Emmanuel Macron, han dicho estar dispuestos a impulsar. Así que quizá sea cierto que, como afirma la portavoz jefe de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, “Europa no se parará” por la ausencia de un gobierno estable en Alemania, pero también lo es que los cambios en Europa deberán esperar a ese Gobierno.
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