En los últimos días, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a tomar decisiones de calado en el ámbito internacional que, si bien pueden entenderse como mensajes de consumo interno en línea con sus estrambóticas ideas con las que acudió a las elecciones, tienen una evidente repercusión a nivel mundial. El jueves, el mandatario norteamericano ordenó la retirada de su país de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), bajo el argumento de la supuesta “tendencia antiisraelí” de este organismo. Inmediatamente, Israel agradecía el gesto de Trump y anunciaba, asisismo, su retirada de la Unesco. De igual modo, el viernes el presidente amenazó -con claros indicios de que cumpliría su advertencia, algo que viene madurando desde hace meses- con romper el acuerdo nuclear con Irán, firmado en 2015 por Teherán con China, Rusia, Alemania, Francia, Reino Unido y EEUU, con Barack Obama de presidente. Este acuerdo, que, tras la llegada al poder del moderado Hasan Rohaní, ponía fin a cuatro décadas de total aislamiento de Irán del mundo occidental, suponía la limitación del programa nuclear iraní a cambio de retirar las duras sanciones económicas a que estaba sometido el anterior régimen de Teherán. El pacto fue interpretado como una gran oportunidad para la paz y la reducción de la amenaza nuclear en la zona y un acicate para un cambio hacia un mayor respeto a la democracia y las libertades en Irán. Sin embargo, con la eventual retirada de EEUU, Trump ha pasado la patata caliente de la decisión al Congreso, aunque sus intenciones están claras- supone abrir un peligroso escenario de incertidumbre y un riesgo de conflicto en una zona ya de por sí explosiva, sobre todo tras la reciente experiencia de la escalada de tensión nuclear entre Washington y Corea del Norte. Tal y como afirmó ayer -con cierto tono apocalíptico- el ministro de Exteriores alemán, Sigmar Gabriel, Trump coloca a Europa ante el “peligro de una guerra relativamente cercana”. No están claros los efectos que tendría la retirada norteamericana, toda vez que el resto de firmantes -incluido Irán- mantienen el pacto, pero el mensaje de Trump contiene el veneno de la ruptura unilateral de un acuerdo sin otro motivo de que “no le gusta”. De nuevo, Trump juega con fuego con riesgo para la paz fuera de su territorio con el objetivo de apaciguar su casa.