Las primeras reacciones de los partidos con representación en el Parlamento Vasco al planteamiento del lehendakari Iñigo Urkullu que reúne una configuración confederal del Estado reconocedora de la singularidad de Euskadi en base a sus derechos históricos, con el derecho de la sociedad vasca a ser consultada de modo pactado y legal, no han incluido de momento propuesta o novedad concreta al respecto, limitándose a la reiteración de posiciones ya conocidas. Bien es cierto que el lehendakari presenta su planteamiento a modo de acicate de la Ponencia de Autogobierno, donde realmente las fuerzas parlamentarias deben realizar sus aportaciones, pero entre el esfuerzo de Urkullu por presentar una vía que pueda reunir diferentes sensibilidades y mejore el autogobierno y capacidad de decisión de los vascos y las réplicas que se limitan a la comparación con Catalunya (EH Bildu), a exigir cualidades sociales del autogobierno (Podemos) o simplemente a la descalificación y la inmutabilidad del marco actual (PP) existe un evidente contraste. Especialmente porque Urkullu ya había anunciado su intención en vísperas del pleno del pasado jueves. Sí, el PSOE, por boca de Idoia Mendia, matiza la propuesta del lehendakari de un gobierno en el que forman los socialistas con la admisión de que “los vascos voten en esta legislatura una reforma estatutaria en un referéndum legal”, pero no concreta los límites -del PSE y del PSOE- ni evita las suspicacias respecto a que estos sigan sin reconocer las especificidades del autogobierno vasco que emanan de los derechos históricos preservados (hasta ahora con poca efectividad) en la Disposición Adicional Primera de la Constitución. En realidad, ni siquiera entra a valorar la propuesta de dotar de una estructura confederal al Estado, que diverge fundamentalmente de la propuesta federal aprobada por el PSOE en el origen de la soberanía que se comparte, toda vez que el Estado federal distribuye entre las naciones o comunidades que contiene partes de la que considera que le pertenece mientras el Estado confederal aglutina ámbitos de la soberanía que le ceden las naciones o sociedades que lo conforman. Y eso va mucho más allá de ser un mero matiz por cuanto lleva incluido el gen de una bilateralidad imprescindible para que la relación sea satisfactoria.