LA necesidad de un nuevo pacto entre Euskadi y el Estado español que el lehendakari Iñigo Urkullu planteará en el Pleno de Política General del Parlamento Vasco mañana, así como la elaboración de un listado actualizado de las competencias pendientes de transferir que, divididas en cinco áreas, ya se incluían en el pacto de gobierno entre PNV y PSE, vuelven a poner en evidencia tanto los incumplimientos de los ejecutivos españoles en materia del autogobierno acordado para Euskadi y aprobado por su sociedad hace casi cuatro decenios, como la realidad de una reivindicación, la de ampliarlo, que hoy es ampliamente mayoritaria en nuestro país. El planteamiento del lehendakari, además y como no podía ser de otro modo, es estrictamente riguroso con el pacto entre el PNV y el PSE sobre el que se apoya su acción de gobierno y que incluye el reconocimiento tanto de que “el modelo autonómico vigente en el Estado español precisa una reformulación que ponga en valor el autogobierno vasco y sus singularidades históricas” como la defensa del mismo ante “la existencia en el Estado de un fuerte impulso recentralizador” y la exigencia de “hacer efectivo el cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika” en los términos que tanto PNV como PSE ya habían señalado respecto a las transferencias pendientes en sendos informes aprobados por el Parlamento Vasco en 1993 y 1995. No en vano, aunque desde entonces la negociación jeltzale en Madrid ha arrancado alguna de aquellas competencias en momentos de debilidad parlamentaria del ejecutivo de turno, la mayoría de ellas, incluidas las consideradas esenciales (política penitenciaria y gestión del régimen económico de la Seguridad Social) siguen pendientes y la aprobación por los gobiernos del Estado de normativa básica ha limitado asimismo en numerosas materias el alcance del autogobierno que se ideó, plasmó y aprobó en 1979. En otras palabras, el incumplimiento de partes esenciales del pacto estatutario, así como la cicatera e interesada interpretación de otras por el Estado, exige una reinterpretación del mismo que, lógicamente, debe incluir las inquietudes de la sociedad vasca actual y, entre ellas, tal y como se incluía también en el pacto PNV-PSE para su debate parlamentario, “el reconocimiento de Euskadi como nación” y el “reconocimiento del derecho a decidir del Pueblo Vasco y su ejercicio pactado”.
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