Si algo ha quedado meridianamente claro desde el mismo momento en que los terroristas cometieron los atentados de la Rambla y Cambrils el pasado día 17 ha sido la respuesta desde todo punto ejemplar de la sociedad barcelones y catalana en su conjunto. El socorro y ayuda mostrado a las víctimas desde el primer instante del brutal ataque, el ofrecimiento de refugio y amparo a las centenares de personas que quedaron aisladas y en estado de shock en la zona, la inmensa solidaridad mostrada posteriormente por la ciudadanía, también hacia los integrantes de la comunidad musulmana que han podido sentir estos días reprochables muestras de intolerancia y rechazo y, en el mismo sentido, las muestras de dolor y cariño de musulmanes hacia las víctimas y la sociedad en general, la colaboración ciudadana con las fuerzas de seguridad que propició la neutralización de la célula y, en definitiva, la actitud cívica de responsabilidad, madurez y fuerza ciudadana han sido un ejemplo para el mundo cuya expresión más categórica pudo vivirse ayer en las calles de Barcelona con centenares de miles de personas clamando contra el terror y en favor de la paz tras el lema No tinc por! La manifestación que llenó la capital catalana fue la masiva escenificación de la voluntad absolutamente abrumadora de la ciudanía de rechazar el terror y apostar por la convivencia pacífica más allá de las diferencias. La movilización quiso, ser, además, una demostración de unidad como mejor respuesta a la barbarie en la que la sociedad da un paso al frente. La unidad, tan demandada durante los últimos días en los que han aflorado algunas desavenencias entre las administraciones, es un principio fundamental en la lucha contra el terrorismo y, por tanto, un objetivo prioritario a conseguir por los diferentes gobiernos y los partidos políticos. Tanto lo sucedido en los últimos días como algunas muestras que pudieron verse durante la propia manifestación demuestran, sin embargo, que no es tan sencillo y que no debe perderse de vista el objetivo final, que es, como refirió al término de la marcha el president Carles Puigdemont que le había expresado al presidente español, Mariano Rajoy, “no debemos escatimar esfuerzos para intentar preservar a nuestros ciudadanos de esta amenaza global que es el terrorismo”. Ése es el clamor principal expresado ayer en las calles de Barcelona.