Las calles de Iruñea vivieron ayer una lamentable manifestación convocada por los sectores más reaccionarios de algunas organizaciones políticas y sociales de Nafarroa bajo argumentos que solo responden a la mentira y la manipulación y cuyo objetivo final es, además de buscar la implantación autoritaria de la uniformidad y el pensamiento único a toda la ciudadanía, el desgaste y el acoso y derribo al Gobierno del cambio liderado por Uxue Barkos. Bajo el falaz lema de “Defendamos la bandera de Navarra, Gurea defensa dezagun”, miles de personas desfilaron por la capital de la comunidad foral con el apoyo explícito de UPN, PP, PSN y Ciudadanos. El origen de la marcha alude a la derogación de la Ley de Símbolos de Nafarroa, impuesta por UPN en 2003 y que prohibía de forma taxativa la exhibición de la ikurriña en los ayuntamientos de la comunidad foral. La nueva normativa, aprobada el pasado mes de marzo por el Parlamento navarro con los votos de Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra, restituye la libertad de los consistorios para permitir, si así lo deciden de manera democrática y mayoritaria, que la ikurriña ondee de manera plenamente legal en sus edificios. Se trata, por tanto, de un principio básico de libertad frente a la imposición y la prohibición. Nadie obliga a que ningún ayuntamiento coloque la ikurriña, sino que la nueva norma simplemente permite que se haga si la mayoría social de cada municipio así lo determina. Sin embargo, la burda manipulación y la mentira de los sectores más inmovilistas, derechistas, nostálgicos del franquismo y antivascos -a los que de manera incomprensible se han sumado los socialistas navarros- han intentado convertir este legítimo cambio normativo en favor de la libertad y la pluralidad en un presunto ataque a la identidad de Nafarroa, representado en su bandera, patrimonializando de manera burda y artera un símbolo que pertenece e identifica a todos los ciudadanos. Una manipulación más de los sectores pertenecientes al régimen, que ven amenazado el poder que han ejercido durante décadas, y que se percibe a diario en el ejercicio irresponsable de la oposición -se ha visto esta semana con la persecución a la presidenta Uxue Barkos-, pero que no tiene nada que ver ni con la realidad ni con los datos de una Nafarroa abierta y plural y que mayoritariamente exige libertad de identidad y pensamiento.