El anuncio de la primera ministra británica, Theresa May, de convocar elecciones anticipadas en Reino Unido el próximo 8 de junio ha sorprendido a propios y a extraños. Y la pregunta que ahora todos nos hacemos es: ¿esto será bueno o malo para este país y para la Unión Europea con respecto al desarrollo de las recién comenzadas negociaciones del Brexit? Y la respuesta, a mi entender, es que será malo. Todo apunta a que Theresa May desea convocar elecciones con el único fin de consolidar su posición aprovechando que las encuestas sitúan al Partido Conservador 21 puntos por delante del Partido Laborista. Si las urnas confirman lo que dicen las encuestas, Theresa May obtendría una victoria aplastante y estaría legitimada para enfrentarse a Bruselas y poder cumplir con total impunidad la amenaza que tantas veces ha repetido: “Hard Brexit” -Brexit duro-. Algo que parece desear ciegamente. Recordemos que fue ella la primera persona que mencionó esta forma de separación. Por otra parte, un buen resultado en las urnas le daría también la oportunidad de deshacerse de los parlamentarios díscolos que tiene dentro de su partido. “Para mí todo son ventajas”, habrá pensado Theresa May. Sobre el devenir de los demás dudo mucho que haya pensado nada.