El viernes 24 de marzo pudimos leer y oír en diferentes medios de comunicación la noticia que hacía referencia a una encuesta que había realizado la Diputación para conocer las preferencias de personas de más de 80 años del mundo rural. Los encuestados dieron sus opiniones sobre los cuidados que requieren, sus necesidades, así como el lugar y las personas que deberían responder a los citadas necesidades. Como reza la primera parte del titular del presente escrito, la mayoría de las personas encuestadas quieren vivir en su domicilio con la ayuda de la familia. Solamente la mitad decidiría ir a una residencia en casos muy extremos. Leemos, así mismo, el dato de que el 55% de las personas octogenarias tienen problemas de movilidad y de que 6 de cada 10 necesitan ayudas para valerse por sí misma.

Queremos desde el colectivo Pentsionistak Lanean compartir con la diputada foral de Servicios Sociales, Sra. Marian Olabarrieta, las siguientes cuestiones que añaden una perspectiva diferente a la que se presenta en los resultados de la encuesta:

1. ¿Cómo es posible en un país que tiene el índice de natalidad de los más bajos de Europa poder atender desde la familia, máxime en zonas rurales en situación de despoblación?

2. Argumentar que tradicionalmente el cuidado de los mayores se ha realizado desde la familia (labor que ha recaído en su mayoría en la mujer) y que así debería de seguir siendo, no deja de ser una visión trasnochada y no acorde con las necesidades y aspiraciones de la mujer tanto del mundo rural como urbano.

3. Si verdaderamente es intención del Departamento de Servicios Sociales tomar en cuenta los intereses de los mayores y darles una respuesta en su entorno más inmediato, el plan de atención y respuesta deberá tener un cambio radical y no tener como base los últimos recortes que se están padeciendo a raíz de la aplicación de la Ley de Dependencia de Rajoy .

4. De la misma manera que desde las instituciones que nos gobiernan se hacen campañas para subrayar las bondades y beneficios de determinados servicios, maneras de ver la realidad o actitudes ante nuevas situaciones, creemos que sería conveniente “educar” a la población en la idea de que las residencias no son lugares de aparcamiento de mayores. Prepararse para la vida no es objetivo únicamente de los niños y jóvenes. La vida, quizás su última parte, bien puede ser vivida y compartida con gente de edades y circunstancias parecidas.

5. Sin embargo, para poder ofrecer servicios como el citado en el punto anterior se deberá tener en cartera una oferta real y digna y no un baile de números que aparecen y desaparecen según el momento político o de la trayectoria individual del representante del momento. Se tiene la impresión de que determinada cantidad de plazas residenciales se van repitiendo campaña tras campaña, sin que se conviertan definitivamente en realidad.

Por último, manifestar nuestra preocupación y compromiso con las necesidades reales de las personas mayores, entre las cuales nos encontramos.