Estoy convencido de que a estas alturas quedarán pocas personas sin conocer la campaña, con la que cierta organización está difundiendo un mensaje de intolerancia, desprecio, invisibilización y negación de una realidad contrastada: hay niñas con pene y niños con vulva.
Y a pesar de lo que esta organización y algunos colectivos afirman y tratan de hacer creer a la ciudadanía, puedo asegurar que no es ninguna enfermedad, síndrome o alteración del desarrollo. Simplemente es un signo de una de las características más hermosas de la especie humana: la diversidad.
Es cierto que la mayora de niños -y hombres- tiene pene y la mayora de niñas -y mujeres-, vulva; pero las niñas con pene y los niños con vulva existen y merecen el mismo respeto y aceptación. Nuestra identidad sexual no se elige y tampoco se impone. Se siente, se vive, se es. Y aunque haya quien insista en ello: no reside en los genitales.
Negar esta realidad, al difundir una campaña que transmite un mensaje de desprecio a sus sentimientos, vivencias y necesidades, no hace más que provocar un malestar y un dolor intenso en estos niños y niñas, y no hay material humano más sensible y con más necesidad de protección que la infancia. Esta es la razón de mi mensaje: es imprescindible que demostremos a estos niños y niñas nuestro respaldo y cariño.
Del mismo modo, es necesario el resto de niños y niñas aprendan de nuestras acciones y compartan ese respaldo y cariño. Debemos poner todo de nuestra parte para que se desarrollen en una sociedad que se caracterice por respeto y valorización de la diversidad humana, que vean y sientan a los niños con vulva y las niñas con pene como sus iguales. Sólo de esta forma podremos garantizar que cuando estas niñas y estos niños -niñas con pene y niñas con vulva, niños con vulva y niños con pene- crezcan y se hagan adultos, no exista lugar para la discriminación, el odio o la violencia.
Por ello invito a la ciudadanía; a las organizaciones sociales, políticas, sindicales, empresariales, a las instituciones y administraciones a compartir y visibilizar este mensaje de respeto, de tolerancia y de comprensión: hay niñas con pene y niños con vulva. La mayoría de ellos sufre cada día porque la sociedad desconoce esta realidad, hablemos de ello.
Hagámoslo visible durante esta semana, en la que el autobús de la intolerancia, pretende circular por nuestras carreteras, pueblos y ciudades. Pongámoslo en las ventanillas de nuestros coches, en las ventanas de nuestras casas, en los ventanales y escaparates de nuestros negocios, en asociaciones, sedes, locales, oficinas, etc. En las puertas de nuestras instituciones y administraciones, en los colegios, institutos y universidades.
Como sociedad no podemos permitir que haya quienes -utilizando argumentos falsos, sesgados o interesados, anteponiendo su moral y sus creencias- pretendan invisibilizar la realidad de los menores en situación de transexualidad, quieran despojarles de sus derechos, de su dignidad y sobre todo traten de obstaculizar su felicidad. Mostremos a quienes tratan de imponer el desprecio, la ignorancia y la exclusión que no aceptamos, no compartimos y nunca apoyaremos sus intentos de excluir, marginalizar e invisibilizar a los niños-hombres con vulva y a las niñas-mujeres con pene, ni a sus familias.
Rebauticemos estos días de la intolerancia como los días de la solidaridad. ¿Qué es un autobús cuando podemos llenar las calles y las calzadas de mensajes positivos? Mostremos nuestra cercanía, nuestro apoyo y solidaridad hacia estos niños, niñas y sus familias. ¿Verdad que va a ser hermoso? Muchas gracias por vuestra atención, comprensión y solidaridad.