Los incidentes protagonizados en los últimos días por jóvenes radicales en los campus de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea con referencias a la jornada electoral de mañana en que la UPV/EHU elegirá a su rectora para los próximos cuatro años -con la única candidatura de Nekane Balluerka-, así como la convocatoria de una concentración para ese mismo día en Leioa, llevan a preguntarse por los motivos que impulsan a algunos elementos políticos a confundir tocino y universidad. Si la actitud amenazante y violenta de los incidentes registrados no catalogara ya a sus protagonistas, la ausencia de una reivindicación más allá del fácil eslogan anti-sistema, en este caso universitario, hace pensar que se pretende usar a la UPV/EHU como placa de Petri sobre la que provocar y observar determinadas reacciones, aun si esto se realiza para contenerlas en una dimensión mínima y hasta con el objetivo de que no halle ámbito general de cultivo dentro de una expresión política determinada. Cuando el equipo rector saliente, con Iñaki Goirizelaia a la cabeza, se ha visto obligado a anunciar la implantación de medidas técnicas de seguridad como prevención ante el riesgo de que esas conductas puedan llegar mañana a influir en la libertad de los distintos estamentos universitarios para intervenir en la elección de rectora -que necesita un mínimo de participación-, cabe exigir asimismo de esa expresión política una actitud pública de descalificación mucho más nítida que la ya reiterada referencia a “actitudes del pasado” o los posicionamientos individuales. Nunca sus propias dificultades deben medirse en la misma balanza analítica que las necesidades de una universidad que, especialmente por ser pública como la UPV/EHU, pertenece y sirve a toda la sociedad. Y si de debatir sobre el modelo universitario, de expresar la crítica al mismo o de oponer una alternativa se trata, son precisamente las elecciones en el ámbito universitario las que permiten el contraste de ideas incluso hasta lograr una opción mayoritaria de cambio. Hasta el momento, solo Balluerka y su equipo han ofrecido las suyas, un proyecto tasado y razonado, en una institución, la UPV/EHU, que lejos de irracionales algaradas precisa de serenidad para ofrecerse como reactivo del desarrollo, en el sentido más amplio del término, de nuestro país.
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