Tras los resultados de las elecciones que tuvieron lugar el pasado 25 de septiembre, y una vez se ha procedido a la asignación definitiva de los escaños que corresponden a cada fuerza política en el Parlamento Vasco y más allá de las particulares -y en algún caso poco rigurosas- interpretaciones que, al menos de manera pública, haya hecho cada grupo, los partidos se encuentran ante el doble reto de alcanzar acuerdos tanto para garantizar la gobernabilidad como para responder a los grandes desafíos que debe encarar Euskadi en los ámbitos económico y social, de autogobierno y de afianzamiento de la paz y la convivencia. Evidentemente, la responsabilidad y legitimidad de la formación de gobierno recae en el PNV, indiscutible ganador de las elecciones no solo porque es quien más parlamentarios tiene, sino también porque es el único -además de la irrupción de Unidos Podemos- que ha ganado votos, escaños y porcentaje de apoyos y saca nada menos que diez escaños al siguiente. Consciente de ello y de la necesidad de abordarlo con celeridad, la formación jeltzale ha iniciado de inmediato los contactos con el resto de fuerzas y lo seguirá haciendo en los próximos días con el objetivo de sondear su predisposición a posibles acuerdos. En este contexto, el PNV celebró ayer el Alderdi Eguna con una gran exhibición de unidad y fortaleza en torno a su militancia, a la que agradeció su trabajo y apoyo. En su intervención, el lehendakari Iñigo Urkullu dejó claro que buscará un “gobierno responsable y fuerte” frente a la inestabilidad en España. El presidente del EBB, Andoni Ortuzar, por su parte, mostró la disposición jeltzale a “hablar, compartir y acordar” con todos para alcanzar “grandes acuerdos de país que vayan más allá incluso de la gobernabilidad del día a día”. Estas son, sin duda, las claves de la actual situación, en la que serán necesarios pactos de estabilidad y gestión, pero también acuerdos de largo alcance y plurales hacia la “Euskadi compartida” del año 2020 de la que también habló Ortuzar. Un objetivo irrenunciable para el que serán necesarios grandes consensos, apertura de miras y, sobre todo, ausencia de vetos, imposiciones y asuntos intocables. Si la responsabilidad de liderar este doble diálogo corresponde al PNV -y ha dado pruebas de que hará todo lo posible para lograrlo-, el resto de fuerzas deberá responder también con la necesaria madurez y compromiso.