El Barómetro de Julio, dado a conocer ayer por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) dibuja un panorama mucho más que preocupante en cuanto a la opinión que los ciudadanos del Estado tiene respecto a la situación de este en el ámbito social, político y económico y sobre sus perspectivas de futuro. Los datos, en realidad, hablan por sí solos: el 64,1% de las personas encuestadas considera la situación económica mala o muy mala, el 81,2% creen que no ha mejorado respecto al pasado año y el 61,8% cree que tampoco mejorará en el próximo; el 77,1% considera que la situación política es mala o muy mala, el 90,3% opina que en todo caso no se ha modificado o ha empeorado respecto a 2015 y el 62,9% considera que tampoco mejorará en 2017. Es decir, en todos los casos, una amplia mayoría absoluta de los ciudadanos del Estado español, según el CIS, desaprueban la situación político-económica... lo que se traduce en que el 73,9% defina como regular, mala o muy mala su situación personal y el 69% no contemple una mejoría el próximo año. Pero además el análisis catastrófico que del Estado hace la sociedad, siempre en base a la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas, no acaba ahí por cuanto la mayoría absoluta de la ciudadanía opina que los principales servicios públicos funcionan poco a nada: así es en el caso de la Enseñanza para el 55,4%, de las asistencia sanitaria (52,9%), las pensiones (57,9%), la justicia (con el 74,8%, otra vez el servicio público peor considerado), los servicios sociales (55,8%) y los servicios de atención a la dependencia (69,1%). Se entiende, por tanto, que el único de los líderes de los partidos de ámbito estatal que ha ostentado responsabilidades de gobierno en el último lustro, Mariano Rajoy, sea el peor valorado con una nota de 3,3. Lo que ya no se comprende, porque roza la incongruencia, es que en la misma encuesta, los mismos ciudadanos encuestados que suspenden a Mariano Rajoy y consideran rayana a la catástrofe la situación económica y política del Estado y lindante al desastre el funcionamiento de los servicios públicos se muestren mayoritariamente (un tercio, el 32,5%) dispuestos a votar de nuevo al PP, partido que, tras gobernar casi cinco años, es en gran parte responsable de todo ello. Mucho menos si, además, afirman que el paro y la corrupción y el fraude son, por ese orden, los principales problemas. No cuadra.