Si el 20 de diciembre sirvió para certificar la debilidad del bipartidismo, el 26 de junio ratifica que el mapa político español se ha convertido en un complejo equilibrio entre cuatro grandes fuerzas que, a la espera de ver cómo transcurren las próximas semanas, siguen configurándose en esos conjuntos aislados que ilustran hoy la portada de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. Bajando a los resultados que anoche depararon las urnas, el PP reedita el triunfo de diciembre y lo mejora y lo hace a costa de Ciudadanos, ayer desinflado. Llama la atención que incluso en Catalunya, epicentro del escándalo político desatado por las maniobras del ministro del Interior en funciones y candidato popular, Jorge Fernández Díaz, contra el nacionalismo catalán, el PP logra crecer arrebatando a C’s un escaño. Mariano Rajoy resiste contra viento y marea, pero sigue teniendo el mismo problema que el 21 de diciembre: no suma mayoría ni ningún otro partido parece en disposición de apoyarle. Sólo Albert Rivera se ha abierto a la posibilidad de respaldar al PP que no a Rajoy, pero es que esa suma se quedaría a ocho escaños de la mayoría absoluta. En el lado izquierdo del hemiciclo, con Ferraz conteniendo la respiración ante el temido sorpasso acabó del revés, con el PSOE resistiendo y Unidos Podemos que se mantiene sin lograr rentabilizar la alianza con IU y firmando la decepción de no haber alcanzado un segundo puesto que en la formación morada se dada por hecho. Un resultado que da algo de aire a un Pedro Sánchez muy tocado internamente -Susana Díaz vio ayer como el PP sí le dio el sorpasso al PSOE en Andalucía-. Así que, en resumen sorpresas por la notable subida del PP, sorpresa por el no sorpasso casi dado por hecho y, al final, el equilibrio de fuerzas se mantiene en términos similares a los de diciembre. Es decir, vuelve a estar en manos de los socialistas la decisión, la misma decisión endiablada para Pedro Sánchez: o grosse koalition con Rajoy -la posición de Rajoy se ha visto reforzada con el resultado de anoche- o acuerdo con Pablo Iglesias -ya le lanzó una advertencia anoche- y grupos nacionalistas... o reintentar el acuerdo con Iglesias y Rivera que fue imposible hace unos meses. La única alternativa a estas sumas, quizá, una alianza entre PP y Ciudadanos que lograra enrolar a algún grupo minoritario, complicada alianza teniendo en cuenta la distancia que separa a estas fuerzas de los partidos nacionalistas vascos y catalanes. En Euskadi, el mapa político sigue resultando igual de sorprendente -y de distinta tendencia al del Estado- que en diciembre, aunque muy parecido en cuanto a posiciones. Unidos Podemos reedita su condición de primera fuerza y esta vez supera al PNV en número de escaños gracias al arrebatado al PNV en Bizkaia. Es más, la formación morada se hace con el liderazgo en los tres territorios de la CAV, incluida Bizkaia donde hace seis meses ganó el PNV. Una correlación de fuerzas que apunta una pugna dura en las autonómicas de otoño. EH Bildu no ha conseguido rentabilizar sus cambio de plantel electoral, mantiene la representación pero sigue cayendo en votos, sin lograr movilizar a su electorado en este escenario de generales. En cambio, el PSE casi por sorpresa logra mantener sus tres escaños vascos. Y es en Araba donde consigue asentar ese tercer diputado que incluso llegó a perder al comienzo del recuento. Álava sigue votando morado, aunque Unidos Podemos no logra concitar la suma de los votos de Podemos e IU en diciembre, mientras los socialistas mejoran levemente, igual que el PP y el PNV, no así EH Bildu. Espadas por todo lo alto para las autonómicas en el territorio.