Las palabras de Barack Obama, en cita tan histórica como la primera visita de un presidente estadounidense a Hiroshima desde que un antecesor suyo, Harry S. Truman, ordenara hace 71 años el lanzamiento sobre la ciudad de la bomba atómica que la asoló y causó la muerte inmediata de 140.000 personas -tres días después se repetiría el horror sobre Nagasaki- y de decenas de miles más en meses y años posteriores, suenan como si quisieran detonar las conciencias de un mundo siempre en conflicto. Pero aquel 6 de agosto de 1945 la muerte no “llovió del cielo”, como dijo ayer Obama, sino desde el bombardero estadounidense Enola Gay y “si el mundo cambió” lo hizo a partir de entonces por el dominio militar enfrentado de dos potencias nucleares, EEUU y la URSS, que hoy, 11 presidentes estadounidenses y 8 líderes soviéticos y rusos después, prosiguen su pugna, no siempre soterrada. “Nunca deberá repetirse lo que sucedió en Hiroshima y Nagasaki”, exclama el presidente japonés, Shinzo Abe, pero Japón, el Japón que globalizó la guerra europea en II Guerra Mundial al precipitar la participación de EEUU con su ataque a Pearl Harbour el 7 de diciembre de 1941, 44 meses antes de Hiroshima, ha aprobado bajo su presidencia el presupuesto militar más elevado de su historia, que razona por la supuesta amenaza china. “Permitidnos ahora encontrar juntos la valentía para difundir la paz y conseguir un mundo sin armas nucleares”, escribió Obama sobre su firma en el libro de visitantes del Parque de la Paz de Hiroshima. Pero Estados Unidos mantiene 1.900 cabezas nucleares estratégicas y tanto Washington como Moscú -hay otras ocho países con armas nucleares en el mundo- condicionan los acuerdos New STAR (Strategic Arms Reduction Treaty), que en 2010 sustituyeron a los firmados por Bush con Gorbachov y Yeltsin para reducir el armamento nuclear en un 30%, a la no apariencia de debilidad en las estructuras militares creadas para contener las pretensiones del adversario. Hace un año, Robert Work, adjunto al secretario de Defensa de EEUU, cifró en 18 billones de dólares anuales el coste de la modernización de su arsenal nuclear y calculó que para 2035 habrá pasado del 3% al 7% del presupuesto de defensa. ¿Un mundo sin armas nucleares? Si, como dice, “la humanidad tiene los medios para destruirse a sí misma”, ojalá Obama no bombardeara ayer la verdad con sus palabras.